Detrás de cada accidente de tránsito siempre quedan secuelas de tristeza. Lo ocurrido la tarde del pasado sábado 27 de febrero en Veracruz fue horrible, desgarrador.
Allí cuatro personas murieron instantáneamente, entre ellas un menor de apenas 10 meses y hay un montón de familias que siguen afectadas. La desgracia está viva.
Mi Diario pudo conocer una de estas historias que no pueden olvidarse fácilmente. Se trata del caso de Juan Carlos Pineda, de 34 años de edad, quien vive una tragedia desde hace 15 días. Y es que él perdió a su sobrino de 10 meses de nacido y para rematar su mamá, hermana y cuñado siguen hospitalizados y otro sobrino está en cuidados intensivos en el Hospital del Niño.
Y es que todos ellos, miembros de una misma familia, viajaban en el pirata con placa 8B-4099 que sufrió un aparatoso accidente la noche de ese sábado, cuando un 'pick up' se estrelló de frente con el busito antes de llegar a la playa.
Ahí murieron de manera instantánea Saúl Ulises Barría Rodríguez, de 56 años (conductor del busito); Jaime Cortés Espinoza, de 67 años (pasajero); Alfredo Gutiérrez Villarreal, de 38 años (conductor del 'pick up') y Jesús Alberto Santos, de 10 meses de nacido.
Sentado en el portal de su casa, Juan Carlos Pineda contó que ese día del accidente su mamá, su hermana, su cuñado y sus dos sobrinos de cuatro años y 10 meses venían del supermercado en la ciudad capital.
Cuando se sentaron en el puesto de tres que está detrás del conductor, en la piquera ubicada en calle Estudiante, en Santa Ana, los miembros de esta familia jamás imaginaron nada trágico.
Explicó que su madre María Obelia Duarte, de 54 años, sufrió fracturas en dos costillas, en la pelvis, en la mano y pierna derecha. Ella cargaba a su nieto de 10 meses, quien todavía no ha sido enterrado por falta de recursos económicos. La señora María no sabe todavía que su nieto partió hacia el cielo.
Su hermana Diana, de 20 años, tuvo fractura en el fémur izquierdo. Su cuñado César Santos Almengor, de 25 años, tiene fractura en la pierna y clavícula izquierda y su sobrino César Alexander Santos, de cuatro años, tiene fractura en las costillas y varios coágulos de sangre en la cabeza.
Los médicos le dijeron que el pequeño César Alexander no volverá a ser el niño de antes, pues producto del golpe en la cabeza tendrán que volverle a enseñar a caminar y a hablar. Esta semana le realizarán una traqueotomía y también tiene una fractura en su pierna. Su madre tiene que ser operada del fémur y le deben poner dos tornillos, cada uno cuesta mil dólares y no tienen nada.
La vida de este hombre y sus familiares les cambió en un abrir y cerrar de ojos, no ha podido ir a trabajar, se ha tenido que endeudar para paliar los gastos, su tristeza es indescriptible y en medio del dolor piensa cómo atenderlos porque casi ninguno podrá valerse por sí mismo de forma inmediata. Por ahora, Juan Carlos solo resiste.
Jairo Cornejo
Fotos: Agustín Herrera