A mediados del 2006 y tras tener a sus espaldas un infame crimen, Martín Wright Coto, de 23 años, seguía libre, pues las pesquisas de las unidades de la extinta Policía Técnica Judicial (PTJ) no daban con las pistas de los responsables de la muerte de la prestamista Damaris Mendoza, de 62 años.
En libertad, este desalmado hombre seguía con su sed de seguir haciendo mal a quien tuviera dinero y fuera una presa fácil.
Y fue así como aprovechó su posición como agente de seguridad en un apartotel en Punta Paitilla, corregimiento de San Francisco, y siguió de cerca por varios días los pasos de quien sería su próxima víctima.
Caía la madrugada del 15 de septiembre de 2007 y en medio de la penumbra Martín, junto con otros dos compinches, estaba atento a la llegada de la joven Ana Mercedes Medina Escobar, residente en el apartamento 2D de su propiedad. En silencio la siguieron y cuando esta abría la puerta fue acorralada por sus captores, quienes sin importarles tener sus rostros visibles procedieron con sus acciones. Esta actitud de poco importa fue catalogada posteriormente por los investigadores como una clara intención de que estaban dispuestos a matar a su víctima.
Ana Mercedes fue obligada a entrar en su apartamento a la fuerza, donde por medio de amenazas tuvo que entregar joyas y la tarjeta de débito de donde posteriormente sacaron mil dólares.
Muerte horrible
Dentro de ese apartamento, la joven pasó sus últimos momentos, los que simplemente fueron aterradores.
Según el fallo emitido por el Órgano Judicial, de acuerdo al protocolo de necropsia, la causa se debió a muerte súbita de origen cardíaco. Las consideraciones médico-legales sustentan que la víctima padecía de una enfermedad cardiaca (cardiomiopatía arritmogénica del ventrículo derecho) que la hacía vulnerable a situaciones de estrés intenso y agudo. De igual forma, señalan que
no se puede excluir que la muerte haya sido causada por asfixia mecánica, específicamente por sofocación, ya que se encontró una zona de hemorragia sobre la arteria aorta, localizada en la parte media posterior del tronco.
Conocer la identidad de los responsables por el homicidio de Ana Mercedes Medina no fue algo inmediato. De hecho, familiares y amigos de la joven en la provincia de Chiriquí efectuaron una marcha por la violencia, donde repudiaban la acción y pedían castigo para los responsables.
Pasaron los meses y Wright Coto seguía gozando de su libertad hasta cuando fue detenido en octubre de 2007.
Mientras permanecía detenido en La Joyita, se fugó del pabellón de máxima seguridad y fue recapturado en el 2008 en San Miguelito, cuando se encontraba en casa de una concubina.
Finalmente, Wright Coto fue enjuiciado por los delitos de homicidio y violación y condenado a 30 años de prisión, todo ello a pesar de que se declaró inocente.
Con él, fue condenado por el Tribunal a 25 años de prisión su cómplice Álvaro Samudio.
En medio del proceso, entre su detención y realización del juicio por la muerte de Ana Mercedes, este sociópata fue condenado a 20 años de prisión por el caso de homicidio de 2006 de la prestamista Damaris Mendoza, cuya vinculación admitió mientras estaba en prisión.
Cabe destacar que en su testimonio declaró que solo era culpable de la muerte de Ana Mercedes Medina y que en el otro homicidio solo actuó como cómplice. Sin embargo, esta versión fue rebatida por la fiscal que llevaba el caso, Argentina Barrera.
La funcionaria del Ministerio Público sacó a relucir como argumento que estando preso Wright Coto ordenó a unos sicarios disparar contra una joven menor de edad madre de su hija, por motivos de celos.
Este delito fue reconocido por el homicida, quien fue uno de los primeros en Panamá en recibir una alta condena.
Nota: Carolina Sánchez