Carlos Rafael Meneses Lambis, actualmente con 51 años de edad, ha permanecido 13 de ellos prófugo de la justicia panameña, la que lo reclama para que pague por los crímenes de la trabajadora doméstica Leticia González Gaitán, de 32 años, y la prostituta Rafaela Ábrego Sánchez, de 44 años. También se le investiga por la desaparición de su mujer, María Luisa Caballero.
Pero allí no termina su prontuario, ya que se le vincula a otros actos delictivos, como violación, estafa, extorsión, robo y hurto. Esto le valió para que por algunos años la sola mención de su nombre infundiera terror en la ciudadanía, sobre todo entre las mujeres, a quienes abandonaba a su suerte después de violarlas, golpearlas y herirlas con arma blanca.
Frío y calculador
Meneses Lambis ha sido descrito como un hombre retraído, frío y calculador, pero con capacidad de analizar a las personas para luego estafarlas. En el año 1985 obtuvo el título de bachiller en Letras en el colegio José Antonio Remón Cantera y luego ingresó a la facultad de Derecho de la Universidad de Panamá.
Tras haberse citado con una mujer, la extorsionó por la suma de 3 mil dólares y luego la obligó a tener sexo con él.
AMENAZÓ CON DELATARLA
Según consta en el fallo del Órgano Judicial, Meneses Lambis siguió a la afectada, quien era trabajadora del Club Unión, después de que ella sostuviera un amorío con un socio del club, a quienes el día jueves 3 de agosto de 1995, a eso de las 7:45 de la noche, vio salir de la casa de citas París.
Una vez la mujer se despidió del caballero, quien la llevó hasta cerca de su casa en la avenida Central, Meneses Lambis se le acercó amenazándola con que tenía evidencias de su amorío, alegando que era un detective privado que había sido contratado para probar la infidelidad del marido de su cliente.
Fue así como extorsionó a la mujer exigiéndole dinero o, de lo contrario, había hombres que le harían daño a ella y a su enamorado. También la amenazó con dar a conocer su amorío afectándola en su trabajo y familiarmente.
La aterrada mujer cayó en el juego de este hombre, quien la citó el día viernes 4 de agosto, después de llamarla a su trabajo al mediodía diciéndole que se habían complicado las cosas y que quería verla urgente.
De allí la llevó a la casa de ocasión Campo Amor, en vía Tocumen, donde abusó de ella.
En su declaración, la afectada manifestó que el agresor le dijo que 'se olvidara de su familia y de todas las personas que estaban a su alrededor hasta que le pagara el dinero que él le pedía, ya que lo que había hecho era pecado y que tenía que pagarlo con sexo'. La mujer al llegar a su casa temblorosa, sintiendo asco, horror y sin poder llorar, se bañó mientras sentía olores desagradables, por lo que finalmente acudió a las autoridades.
El lunes siguiente Carlos Meneses Lambis volvió a llamarla para reclamarle por qué no acudió al encuentro que planeó posteriormente, pero con lo que no contaba el depravado es que su placa había sido apuntada y entregada a la ya extinta Policía Técnica Judicial (PTJ).
Se planeó una nueva entrevista entre la extorsionada y Meneses Lambis para pagarle 500 dólares, lo que permitió su captura. En su auto hallaron la ropa que usó el día que violó a la mujer, pero también mantenía prendas íntimas de la afectada. Se le procesó por violación y extorsión.
Actividad delictiva
Posteriormente, el 8 de septiembre de 1996, el Juzgado Primero del Circuito de Panamá lo condenó a 46 meses y 20 días de prisión e inhabilitación por el mismo término para el ejercicio de funciones públicas por los delitos de hurto y apropiación indebida en el que se declaró penalmente responsable.
Para su fortuna, la Sala Segunda de la Corte Suprema reformó la pena de 30 meses de prisión por hurto y lo absolvió de los cargos por el delito de apropiación indebida.
Sus crímenes
Fue el domingo 11 de mayo del 2003 cuando las autoridades ubicaron el cadáver de la alternadora Rafaela Ábrego Sánchez, de 44 años de edad, quien yacía en unos matorrales en el sector de Miraflores, en Bethania, con una herida de puñal en una pierna a la altura de la arteria femoral, lo que le produjo una hemorragia masiva y le causó su muerte.
Fueron las declaraciones de varias prostitutas que presenciaron cuando Meneses Lambis llegó en una camioneta y se llevó a la mujer la pista que ayudó a los investigadores a dar con el vehículo, una Toyota 4Runner color negro del año 2002 con matrícula 280603 que apareció en la provincia de Veraguas.
Este hecho marcó un precedente en la investigación criminal del país al permitir realizar la primera prueba de ADN usada en un caso de homicidio, ya que los laboratorios inaugurados en el 2001 solo eran usados hasta ese momento para procesos de filiación (lazos de parentesco padres-hijos).
La prueba comprobó que los rastros de sangre del auto pertenecían a Rafaela Ábrego. Le tocó al entonces fiscal Tercero Superior, Rolando Rodríguez, remitir al Segundo Tribunal de Justicia las sumarias por el delito de homicidio y solicitar el llamamiento a juicio de Meneses Lambis. La petición de Rodríguez incluía la solicitud de suspensión de la acción penal de este caso, para que el crimen no prescriba y se pueda llevar a cabo cuando se logre la detención del sospechoso.
Seguía la búsqueda de este criminal cuando de pronto se dio la desaparición de María Luisa Caballero, mujer de Meneses Lambis, quien fue vista por sus familiares por última vez el 11 de mayo del 2003 cuando salió de Vista Alegre, distrito de Arraiján.
Aunque este criminal fue sobreseído por los tribunales por la muerte de su pareja, siempre se mantuvo en un misterio el que nunca más se volviera a saber de ella.
La familia de María Luisa expresó que Meneses Lambis la tenía amenazada y que por eso no podía escapar. También negaron que la mujer tuviera participación en el crimen de Rafaela Ábrego.
Muerte de inocente El segundo crimen por el que es sindicado Meneses Lambis ocurrió el lunes 7 de junio del 2004, cuando fue encontrado el cuerpo putrefacto de Leticia González Gaitán, de 32 años de edad, debajo del Puente de las Américas en el área de Veracruz, distrito de Arraiján.
La muerte de González fue el resultado de asfixia mecánica por estrangulación, según reveló la necropsia.
Leticia González era oriunda de Veraguas y se ganaba la vida como empleada doméstica en la capital. Ella salió un sábado de la residencia donde trabajaba en la capital hacia el interior del país, pero nunca llegó a su destino. Su cadáver fue identificado gracias al trabajo dental a base de porcelana que le realizó su patrón, quien era odontólogo.
La Fiscalía Auxiliar obtuvo la colaboración voluntaria de una testigo, quien señaló haber observado cuando Meneses Lambis la montó en su carro. La entonces fiscal Tercera Superior, Argentina Barrera Flores, mediante vista fiscal número 76 del 27 de julio del año 2005, recomendó al Segundo Tribunal Superior de Justicia el llamamiento a juicio contra Meneses Lambis por homicidio.
La División de Homicidios de la PTJ emitió una alerta general para dar con su captura. Incluso el entonces ministro de Gobierno y Justicia, Arnulfo Escalona, anunció la creación de tres bloques de búsqueda contra Meneses Lambis, quien figura todavía entre los más buscados, pero hasta ahora sigue sin pagar por sus crímenes.
Vía: Carlos Ávila Rivas