Desmembrada, calcinada y dentro de una maleta fue hallada la gringa Toni Grossi Abrams, de 59 años de edad, en un lote baldío ubicado en calle 11 de Río Abajo.
Su crimen fue otro de los que estremeció a la sociedad y sus asesinos nunca pagaron.
Esta historia comenzó luego de que Toni Grossi perdiera al amor de su vida, lo que la motivó a aventurarse a salir de Estados Unidos para vivir en Panamá y así aprovechar la oportunidad de hacer negocios y dejar atrás el pesar por la desaparición de su esposo, un exitoso banquero de Nueva York.
Fue así como en el año 2003, esta mujer emigró al Istmo, a pesar de que sus amistades de Staten Island le aconsejaron que desistiera de ese sueño. Sin embargo, sus metas eran claras: convertir unos apartamentos en spa-médicos para la recuperación de pacientes quirúrgicos.
Ya para el 2007, Toni Grossi contaba con pres tigio en la actividad de bienes raíces, con tres lujosos apartamentos en el sector de El Cangrejo y con una excelente reputación en el ámbito empresarial.
Encuentro fatal
Poco tiempo después conoció a Debra Ann Ridgley, de 56 años de edad, una compatriota que se había sometido a un baipás gástrico y quien se convirtió en una de sus primeras clientes, para lo que ambas firmaron un contrato de arrendamiento el 1 de abril del 2007. Pero, ¿quién se iba a imaginar que nueve días después las autoridades ubicarían el cadáver de Grossi dentro de una maleta en Río Abajo?
El hallazgo
Eran cerca de las 3:00 p.m. del 10 de abril del 2007, cuando unos niños que jugaban fútbol en un terreno baldío ubicado en la calle 11 del corregimiento de Río Abajo descubrieron la terrorífica escena.
El cadáver estaba irreconocible, la única parte que no estaba quemada eran los pies, por lo que no fue hasta realizada la necropsia que se pudo determinar que se trataba de Toni Grossi, quien estaba desaparecida hasta ese momento.
En la diligencia de inspección ocular y levantamiento del cadáver se pudo establecer, según la descripción de la doctora forense Lineth Saldaña, que contra un muro estaban restos de partes de un cuerpo humano casi completamente quemados, con la cabeza hacia la pared, al lado de la cabeza se encontraba el brazo izquierdo y el derecho sobre una barra metálica.
También se observó una bolsa negra de basura que en su interior contenía una alfombra de baño y varias prendas de vestir femeninas.
Además, se encontró una hoja de cuchillo compatible con una cacha de cuchillo encontrada durante la diligencia. También se determinó que había restos de una maleta y rastros que indicaban que fue arrastrada por el lote baldío.
Los implicados
La inquilina de Grossi, Debra Ann Ridgley, fue la primera en ser detenida, luego le siguió un taxista y así continuaron cayendo los implicados en el hecho de sangre.
Las pesquisas llevaron a la Fiscalía Auxiliar y a la PTJ hasta un hotel en la avenida Cuba, porque se tenía información de la participación de dos colombianos en este sangriento hecho. ¿Por robo o bajas pasiones?
La forma en que mataron, picaron y quemaron a la estadounidense no podía ser obra de una sola persona.
Durante esa diligencia fueron arrestados los panameños Alonso Marshal Gordon, de 32 años de edad, y Nadia Staff Pitty cuando trataban de llevarse la ropa de los dos colombianos.
Hermelo Altamiranda, jefe de la División de Investigaciones Criminales de la PTJ, declaró que el móvil del asesinato era el robo. 'Todo indica que es así... pero hay algunas cosas que debemos investigar', destacó.
Al final los otros sospechosos fueron liberados tras confirmarse que no tenían vinculación con el hecho que causó terror dentro y fuera de Panamá. La principal sospechosa, Debra Ann Ridgley, fue absuelta después de dos años y siete meses. Luego de eso retornó a los Estados Unidos.
Mientras que los dos colombianos (un exguerrillero de las FARC y otro matón más) siguen siendo prófugos de la justicia panameña.
Resulta que uno de los colombianos tenía una relación sentimental con la nieta Debra Ann Ridgley y en su natal Colombia aceptó que cometió el homicidio, mientras que su compinche
sigue prófugo. Allá en Colombia liberó de toda responsabilidad a Ridgley, quien también se quejó de ser víctima de este peligroso sujeto y de su compinche.
Mientras tanto, en Panamá el caso fue archivado y solo quedan los recuerdos de esta trágica muerte que involucró a extranjeros que estaban viviendo en nuestra tripita de tierra.
Nota: Carlos Ávila Rivas