Con este reporte completamos el Top 5 de los crímenes más impactantes en lo que va del presente año en Panamá, 'Violencia: ¿Realidad o Percepción?' en nuestro afán por aportar cifras y hechos que ayuden a determinar si realmente la situación es alarmante o es solo percepción. Recuerden chequear también nuestro Mapa Interactivo de Crímenes, http://www.midiario.com/crimenes/ con interesantes estadísticas que revela en números aspectos importantes de la criminalidad en nuestro país.
Hoy le contamos la tragedia de una familia en La Chorrera que vivió días de angustia e incertidumbre luego de reportar la desaparición del taxista pirata Jorge Luis Jiménez, de 24 años de edad.
El día que salió de su casa, el 12 de agosto, vestía pantalón gris a media pierna, un suéter manga larga celeste con blanco, medias grises y zapatos chocolates.
Según declaró su esposa Johana Almanza, él, a quien apodaban 'Peluche', salió de su casa en La Mitra a eso de las 4:00 p.m. y le había dicho a sus amigos que iba a 'piratear' para tener algún dinero extra para el fin de semana.
Eran horas de la tarde de un viernes cuando realizó, literalmente, su última carrera. La joven pasajera lo recuerda como muy atento y servicial. Él no tenía empleo fijo, así es que se dedicaba a hacer 'ferry' desde La Chorrera hasta el Westland Mall en Arraiján.
Después de eso no se supo más de Jorge Luis. El sábado su familia, angustiada, lo reportó como desaparecido.
En medio de la desesperación, se organizaron, hablaron a los medios de comunicación, repartieron volantes con el rostro del joven connductor pirata, pusieron la denuncia y nada.
Uno de los amigos de Jorge informaron a la familia que habían visto el carro de él como abandonado por la autopista, cerca del antiguo peaje.
El auto era un Toyota Yaris de color verde.
Lo encontraron, pero no tenía ni las llaves ni los papeles de registro del vehículo. Lo abrieron con una copia que llevaba la esposa de Jorge, Johana Almanza. La policía les entregó el auto, pero fue hasta el día siguiente, el domingo, que la familia se percató de que en el asiento trasero había manchas de sangre.
Era la primerra pista para el Ministerio Público, unidades de Criminalística, fueran a examinar el vehículo en busca de huellas o más detalles. Confirmaron que era sangre.
No fue hasa dos días después cuando el dueño de una finca en La Valdeza de La Chorrera, reportó el hallazgo del cuerpo de una persona en avanzado estado de descomposición, en un herbazal cercano.
La vestimena parecía coincidir con la de Jorge Luis, a excepción de una boina, que, según informaron, no era la característica de este conductor desaparecido, pues no usaba boinas.
La familia, desesperada, no veía la hora de ir a reconocer el cuerpo para salir de esa angustia, pero la zozobra se extendería aún más.
Y es que el cuerrpo estaba en tan avanzado estado de descomposición que no se les permitió verlo así.
Intentaron, en lugar de un reconocimiento visual, optar por las huellas dactilares. Sin embargo, el cuerpo estaba tan descompuesto que esto tampoco funcionó.
El tiempo pasaba y la angustia de la familia se triplicaba.
Entonces, optaron por aplicarle una prueba de ADN. Tomaron una muestra genética y la compararon con el ADN de la madre de Jorge Luis, Yadira Cárdenas.
La prueba resultó positiva. El cuerpo descompuesto, abandonado en un herbazal, en La Valdeza de La Chorrera a kilómetros y kilómetros de donde habían dejado abandonado el carro, era el de Jorge Luis, de 24 años.
La familia quedó desconsolada. El padre de la víctima dijo que él era un muchacho tranquilo, que no se metía con nadie. La esposa admitió que él era un hombre muy reservado, por ello, si él hubiera llegado a tener algún problema, ella no se hubiera enterado fácilmente. Pero no cree que él estuviera en conflictoss ni con enemigos.
Este crimen aún se encuentra sin resolver.
Con este caso culminamos las entregas de los Top 5 de Crímenes Impactantes del 2016 en Panamá, aunque aún quedan muchos más en el tintero. Si desean seguir recibiendo información de este tipo, nos lo hacen saber.
Con información de Raúl Vega / Mi Diario