Retrocedamos el reloj a 1987. Adolfo Araúz tenía 26 años y era la primera vez que asistía a una Jornada Mundial de la Juventud (JMJ). Buenos Aires, 'La Ciudad de la Furia', lo acogió a él y a siete miembros de la Comisión Nacional de Pastoral Juvenil para participar de la gran fiesta espiritual.
Se trató de una aventura producto de un encuentro juvenil de laicos, realizado en San José, Costa Rica, en 1986. Adolfo tuvo la oportunidad de reunirse con el cardenal Eduardo Pironio, presidente del Dicasterio de Laicos de Roma, y en ese entonces responsable de la JMJ de Buenos Aires. Lo exhortó a participar.
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A su regreso a Panamá, este entusiasmado joven le comenta su idea al padre José Quezada, asesor de la Pastoral Juvenil, quien le da el visto bueno e inicia la pesca de otros siete muchachos y muchachas. Juntos emprenden la tarea de recolectar los fondos para los pasajes y lanzarse a esta aventura juvenil.
Su viaje soñado
El momento llegó y los peregrinos panameños aterrizaron en Argentina. Se encontraron con un país golpeado, que acababa de salir de una dictadura militar, dejando un vacío espiritual en los jóvenes y muchas heridas por sanar. La JMJ resultaba en algo así como una bocanada de esperanza.
'Me tocó convivir con una familia que había estado ligada a la dictadura y que no profesaba la fe católica, lo que fue un reto para mí. Recuerdo perfectamente varias conversaciones que tuve con mi familia de acogida, durante las que salieron a relucir juicios y opiniones que eran contrarias a mis creencias', dijo.
Adolfo expresó que en el 2019 tenemos un reto y que como panameños tenemos la obligación de abrirles las puertas a los peregrinos que vienen, así como se las abrieron a ellos en 1987.
Anécdota
Recuerda que la delegación era bastante pequeña, pero se hicieron notar. Hay una anécdota que no borrará de su mente, y fue en la peregrinación final en la avenida 9 de Julio: 'Nos colocamos en el borde para ver bien al papa Juan Pablo II, y sorpresivamente el papamóvil se detiene frente a nosotros y nos saluda señalando la bandera de Panamá que una compañera del grupo tenía'. ¡La emoción fue grande!
Adolfo, quien ahora pinta unas canas alegres, se pregunta si el papa Juan Pablo II se hubiese imaginado que Panamá albergaría alguna vez una JMJ.
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Oportunidad
Hoy ríe de felicidad y se siente conmovido de que así como él muchos jóvenes panameños tendrán ahora la oportunidad de vivir esta experiencia.
'Le pido a los jóvenes que no tengan miedo, que aprovechen este evento histórico y le digan sí a Dios. La jornada viene para que la juventud se ilumine y que cada joven asuma lo que Dios quiere pare él. Además, de reactivar a la Iglesia, porque hay que reconocer que nuestra Iglesia tiene un vacío en el proceso de preparación para que los jóvenes asuman un liderazgo. Yo sueño con que esta jornada la Pastoral Juvenil se reactive y se dinamice', concluyó.
Datos:
- Adolfo Araúz Sánchez
- Tiene 56 años
- Nació en Panamá
- Es profesor de Biología
- Primer panameño en una JMJ
- Asistió a dos jornadas más: Roma en el 2000 (líder de la delegación) y Toronto en el 2002
Por: Ivis Leonardo Franco
Mi Diario