En El Barrero de Penonomé, en un cuarto de 3x3, sin ventanas y acostada en un viejo colchón pasa Alicia sus días.
Ella tiene 32 años de edad, pero desde los siete está sufriendo. Y es que presenta desnutrición severa, discapacidad motora y retardo mental de moderado a severo, debido a un ataque de epilepsia desencadenado de un cuadro de deshidratación cuando era muy pequeña.
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Su madre, María Elvia Figueroa, con 77 años y enferma de diabetes, es quien se encarga de proveer en lo que puede las necesidades de Alicia y de otro hijo con retardo mental y problemas de vista. Además de los cuidados de su nieta, hija de Alicia, que tiene siete años.
Aunque reciben subsidio del Gobierno cada tres meses, las necesidades de esta familia son muchas. Alicia, María y su nieta duermen todas en un solo cuarto, en donde a duras penas se pueden movilizar. La letrina, forrada de trapos y latas, está lejos de la casa, al igual que el baño.
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DIFICULTADES
María solicitó ayuda al Ministerio de Vivienda para mejorar su casa, pero luego de cumplir con los requisitos y al hacerle la inspección la entidad determinó que no la podía ayudar, porque cerca del terreno pasa una quebrada, por lo que con la ayuda de Ángel Guardián hizo el cuartito donde duermen.
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Yenisteh Sandoval, coordinadora del Programa de Visitas Domiciliarias de la Caja de Seguro Social de Penonomé, dice que mejorar la salud de Alicia les es difícil por la condición en la que vive, pues aunque se le apoya con los pañales y la leche, requiere de mejor alimentación, una cama, un colchón ortopédico y una vivienda adecuada.
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Nota: Edilsa González Roca
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