Quizás muchas personas se habrán preguntado cómo es que los gunas pueden soplar los gammu burwi (flautillas) y danzar al mismo tiempo sin marearse.
Según Mario Eladio Vásquez, ejecutante de estos instrumentos y profesor de Música, todo es cuestión de practicar y al mismo tiempo saber controlar la respiración.
Cuando uno ejecuta sentado se nota más el mareo. Es como si te emborracharas que, cuando te paras, puedes hasta caerte. Pero cuando estás parado y danzas al mismo tiempo, ya el cuerpo se acostumbra al movimiento', destaca. 'Otra técnica es nunca decir que estás mareado. Si lo dices, entonces nunca podrás dominar las flautas', dice evocando los consejos de sus maestros.
'Es una forma de preparar psicológicamente a los principiantes para que nunca piensen en que no podrán avanzar', añade. Con esas enseñanzas, los niños gunas, desde los 7 años de edad, empiezan a ejecutar los gammu, con la finalidad de competir en los torneos regionales que se realizan por escuelas en las comarcas.
HISTORIA
El historiador guna Atilio Martínez, en su libro 'Origen de la danza guna', anota que todo se inició cuando un día Muu Gegebyai invitó a Dad Ibe y sus hermanos a ver la danza de sus nietas, algunas de las cuales salieron vestidas de blanco hasta los pies y otras de rojo.
Se movían con mucha cadencia y retrocedían dando cuatro giros entre sí y gritaban: ‘gweya, gweya, manigili, manigili’. Luego imitaron los movimientos de los canarios y gritaban: ‘ubbi, subbi’, golpeando sus pechos', apunta.
Aunque eso provocaba risa a sus espectadores, se movían con mucha agilidad y evocaban los vuelos de las aves y otros animales.
Cuenta Atilio que a estas danzas se le adicionaron los instrumentos musicales cuando Dad Ibe invitó a los grandes conocedores de la danza y la música para celebrarle la fiesta a su hermana Olowaili. Entonces llegó Gammubibbiler acompañado de sus hermanos Dolobibbiler, Subbebibbiler, Suarabibbiler y Gulibibbiler.
De allí nacen los nombres de los instrumentos musicales gunas.
Las danzas y los sonidos de los instrumentos musicales se utilizan, desde esos tiempos remotos, para controlar las enfermedades. Y la invitación a los espectadores para danzar siempre está presente. Nadie puede estar sin alegrarse.
Por: Dimitry Díaz
Fotos: Álvaro Reyes