A Carlos Arias se le podría calificar como el típico panameño que está donde suena una lata. Amante del carnaval, sobre todo del de Brasil, donde estudió periodismo, le tocó organizar la farra del 2010 en la capital, el que no estuvo exento de críticas y polémicas. Años después repasa la experiencia y, aunque no lo crean, estaría dispuesto a asumir el reto de nuevo.
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Hace nueve años organizaste el Carnaval Centenario, ¿qué pasó entonces?
'El gobierno de Ricardo Martinelli tenía seis meses de haber tomado el poder y el ministro de Turismo recomendó a los panameños a irse al interior, porque la capital no tendría carnaval. Por mi relación estrecha con artistas y promotores, me llamaron para organizarlo y así se fue dando. Dos semanas antes de la fiesta, el ministro de Turismo, Salo Shamah, me llama para felicitarme por lo que estaba haciendo y que el gobierno aprobaría una partida de 200 mil dólares, la que nunca recibí'.
Entonces, ¿cómo hiciste para realizar el carnaval?
'Recuerdo que los periodistas Álvaro Alvarado y Castalia Pascual, de los canales más fuertes, me llamaron para entrevistas y esa presencia en los medios les dio confianza a empresarios que me llamaban para ofrecerme que si 10 mil, 20 mil dólares. Y eso me hizo feliz que tanta gente confió en mí'.
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¿Cuánto tiempo se requiere para hacer un buen carnaval?
'El carnaval no hay que soltarlo, es una empresa turística en la que deben formar parte la gente de los barrios de forma organizada. Por eso lanzo el reto al próximo presidente a que me llame si quiere ver esto hecho una realidad. Es un proyecto tan bueno que hasta se crearían 500 empleos permanentes en cada corregimiento del distrito'.
¿Qué le falta a Panamá para que su carnaval haga bulla como el de Barranquilla o Río de Janeiro?
'Tomar en serio y como política de Estado la cultura. No hay que ver el carnaval como borrachera, como que la plata se acabó y no hay más. El que cambie esa mentalidad se gana el premio mayor, sobre todo porque es una de las fiestas que más le gusta al pueblo panameño'.
¿Cómo ves esa dualidad del apoyo dado al carnaval capitalino y al interior?
'Lo acabo de escuchar en un noticiero. Allí está Colaquito Cortez pidiendo apoyo porque no le han dado el dinero unos días antes del carnaval. Eso es mal presagio de lo que habrá, porque la gente sin incentivo no canta, baila ni toca igual. Está mal administrado y distribuido. El poco apoyo que se le da al interior no ayuda a que este sea realmente autosuficiente y capaz de generar empleo todo el año'.
Amas el carnaval de Brasil, ¿hay algo que no te guste de allá?
'Me encanta. Toda persona debe verlo aunque sea una vez en la vida. El impacto cultural es invaluable. Lo que esas personas hacen es de admirar en el mundo entero'.
¿A qué crees que se deba que ya no hay esa expectativa y morbo de antes por ver la carroza gay?
'Sin duda que es una comunidad organizada y saben hacerse notar. Ya superaron la expectativa y la gente sabe qué esperar'.
¿Qué piensas de las críticas por entregar condones en esta fecha?
'Las autoridades siempre hacen sus campañas por el alto consumo de alcohol en estas fiestas y saben que una cosa lleva a la otra. Hay que hacer el trabajo'.
¿Aceptaría el reto de organizar el carnaval capitalino?
'Lo aceptaría, pero con un comprometido apoyo gubernamental, con su capital semilla y con un buen espacio de tiempo para la organización'.
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¿Hiciste las paces con Salo Shamah, lo has vuelto a ver?
'Nunca más lo vi, y la verdad me dejó muchos problemas. Gente a la que él les quitó puestos que yo había vendido en la vía España y que vino contra mí. Gracias a Dios fui respaldado por empresarios y tuve que desembolsar como 200 mil dólares a quienes reclamaron indeminización y para cumplir con compromisos adquiridos'.
Datos:
Carlos Arias es licenciado en Periodismo, graduado en la Universidad Federal de Pernambuco.
Empresario y promotor de eventos.
Enviado especial y traductor para televisoras locales del carnaval de Río de Janeiro, en Brasil.
Nota: Enrique Luis Brathwaite
Foto: Agustín Herrera