Hoy amanecemos recordando la invasión de Estados Unidos a Panamá. Han pasado ya 28 años, lo que da un compás para reflexionar.
Tras todas esas décadas de narcodictadura militar y luego de ese costoso regreso a la democracia, el país sigue atravesando problemas como la nefasta corrupción que permea por todos lados.
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Todavía es una lucha por resolver derrocar ese velo de impunidad, esa falta de certeza de castigo. Los delincuentes confesos, los que han atracado al Estado deben recibir una sanción ejemplar.
Un pueblo noble merece respeto y está a la espera de que el sistema de justicia funcione igual para todos, de que los delitos se paguen, para que la democracia, que tanto ha costado recuperar, se mantenga.
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Que las nuevas generaciones estén conscientes de todo lo que sufrió el país en tiempos de dictadura y también con la invasión, para que esos trazos de nuestra historia no se vuelvan a repetir.
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El ciudadano debe ser consciente, por ejemplo, de la importancia de designar magistrados probos y valientes, hay que ser fiscalizadores. La democracia hay que cuidarla, reforzarla y protegerla.
Redacción Mi Diario