El pequeño archipiélago anclado en el Atlántico Norte, ubicado entre Escocia, Noruega e Islandia, se presenta como un país autónomo dentro del Reino de Dinamarca, pero no pertenece a la Unión Europea.
Con una superficie de 1.393 km² y poco menos de 50 mil habitantes, las islas Feroe presumen de una belleza natural difícil de pasar por alto, con una geografía que a pesar de carecer de bosques, está dominada por ondulantes praderas que serían un escenario ideal para rodar un largometraje del estilo de la saga del Señor de los Anillos.
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Su suelo pobre y la práctica ausencia de recursos naturales hacen que su economía dependa casi enteramente en la pesca y la industria derivada.
De cualquier forma, esto no justifica la brutal masacre de ballenas que se sigue llevando adelante en las costas de dicho territorio, algo que continúa generando repudio a nivel internacional, sobre todo luego de que se filtraran imágenes gráficas de la más reciente e innecesaria matanza.
La práctica es parte intrínseca de la cultura feroesa y hasta los niños participan de ella desde muy temprana edad. Según compartieron distintos medios internacionales, como los tabloides británicos Daily Mail y The Sun, los habitantes del pueblo de Sandavágur en la isla de Vágar mataron el mes pasado a 180 ballenas, como parte de una tradición estival en la que cientos de variedades conocidas como piloto y zifio son masacradas cada año.
Los isleños han llevado adelante la brutal cacería durante siglos, en preparación para los crudos meses de invierno donde las condiciones de vida se complican considerablemente. La carne de las ballenas es salada o cortada en bistecs, mientras que la grasa es fileteada y consumida cruda.
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Alastair Ward, un estudiante de 22 años perteneciente a la universidad de Cambridge, visitó el archipiélago el mes pasado y logró inmortalizar con su cámara el dantesco suceso.
Estábamos caminando a lo largo de la bahía cuando una familia de residentes se nos acercó para decirnos que se aproximaba una ballena' dijo el joven.
Creíamos que se trataría de un solo animal que sería traído a la costa pero más y más botes seguían apareciendo en el horizonte' explicó azorado Ward.
Una vez que se encontraban lo suficientemente cerca, todo el pueblo salió corriendo a recibirlos y allí fue cuando comenzaron a mutilar a los animales. Incluso los niños participaban, al saltar sobre los cuerpos sin vida de las ballenas' relató con desgarrador detalle.
Simplemente nos sentamos allí sin poder decir una palabra, tristes pero a la vez no podíamos dejar de ver lo que sucedía. Los chillidos de las ballenas eran espantosos' añadió.
Ponían ganchos dentro de sus espiráculos para arrastrarlos a tierra y luego los troceaban con cuchillos. No murieron de una forma digna' explicó.
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El ritual ha sido criticado por activistas animales en el pasado, quienes aseguran que el mismo es 'cruel e innecesario'. Por otro lado, las autoridades locales aseguran que la cacería se hace de forma sustentable y a la vez permite que la isla sea auto suficiente.
Vía: Infobae