Un exrebelde izquierdista que aterrorizó a los habitantes del sur de Colombia después de abandonar el proceso de paz del país e involucrarse en el narcotráfico, murió el viernes en combate, anunció el presidente Iván Duque.
Walter Arizala murió durante un operativo, en un 'hecho heroico, después de una búsqueda de varios meses que contó con el apoyo de Estados Unidos tras el secuestro y asesinato de tres periodistas ecuatorianos en la turbulenta zona fronteriza.
Hoy muchas comunidades de Colombia van a dormir tranquilas porque ha caído uno de los más horrendos criminales que haya conocido nuestro país', afirmó Duque en un discurso televisado.
Arizala, alias 'Guacho', era uno de los fugitivos más buscados del extenso mundo del hampa.
Dirigía una pequeña facción disidente de unas cuantas decenas de guerrilleros de las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) a la que se responsabiliza de una reciente ola de violencia relacionada con el narcotráfico, incluido el secuestro en marzo de tres periodistas del periódico ecuatoriano El Comercio que fueron encontrados sin vida posteriormente.
También se cree que los elementos de Arizala son responsables del asesinato en julio de tres trabajadores judiciales colombianos, así como de varios secuestros de civiles y atentados con coches bomba contra instalaciones militares en Ecuador.
Las autoridades dieron pocos detalles sobre la manera como Arizala fue abatido y solo dijeron que fue eliminado con uno de sus allegados en una operación que tuvo el nombre código de Perla IX efectuada por una unidad de fuerzas especiales.
El fiscal general de la nación Néstor Martínez difundió una fotografía borrosa de Arizala, sonriendo y portando una gorra de béisbol, que según dijo fue tomada durante una reciente operación secreta en la que era vigilado.
El Frente Oliver Sinesterra (FOS) de Arizala tiene su base de operaciones en el conflictivo estado de Nariño, donde se encuentran los mayores cultivos de coca en Colombia.
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La superficie dedicada a la producción de la materia prima de la cocaína aumentó el año pasado a 209 mil hectáreas, la cifra más grande de que se tenga registro, de acuerdo con un reciente reporte de la Casa Blanca.
Arizala, de 29 años, era un comandante de rango medio en las FARC y se había unido al grupo rebelde siendo un adolescente.
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Inicialmente se había sumado al proceso de paz con el que se puso fin a un conflicto interno de medio siglo en Colombia, pero desertó y regresó el año pasado a la selva, donde se cree que estableció una gran red para enviar cocaína de contrabando a los carteles narcotraficantes mexicanos.
Las autoridades responsabilizan al FOS de al menos 15 homicidios.
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Duque, que busca mostrarse como un líder de la ley y el orden al estilo de su mentor, el exmandatario Álvaro Uribe, exaltó la muerte de Arizala como un trofeo de guerra cuando afirmó que su gobierno conservador no escatimará esfuerzos para proteger a los colombianos de las actividades delictivas.
Sin embargo, algunos advirtieron que no debía celebrarse demasiado esta victoria en momentos en que ha aumentado la violencia en las zonas rurales de Colombia incluso después de que miles de rebeldes de las FARC depusieran las armas.
José Miguel Vivanco, director de Human Rights Watch, para las Américas, dijo que la población afrocolombiana a la que se ha descuidado históricamente en la ciudad portuaria de Tumaco, frente al Pacífico, cerca de donde Arizala fue abatido, continúa siendo altamente vulnerable al reclutamiento por parte de grupos delictivos.
'Los residentes de Tumaco que han sufrido años y años de abusos cometidos por múltiples actores necesitan mucho más que la baja de Guacho para que no se recicle una vez más la violencia', afirmó Vivanco en Twitter.
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Por su parte, Ricardo Rivas dijo lamentar la muerte de Guacho porque éste no reveló cómo fue asesinado su hermano, el fotógrafo ecuatoriano Paul Rivas.
'Creo que la muerte de una vida, de un ser hermano, no podemos celebrar', agregó. AP