Las prohibiciones emitidas en Texas y Ohio sobre limitar toda cirugía no esencial han desatado una nueva batalla sobre el derecho al aborto, en medio de la pandemia del coronavirus.
El gobernador de Texas, Greg Abbott, ordenó el domingo limitar el uso de equipos médicos a fin de prepararse para un aumento en la cifra de enfermos del COVID-19. La orden prohíbe a hospitales realizar cirugías a menos que el paciente enfrente un peligro inminente de “graves efectos médicos adversos o la muerte, según lo determine el médico del paciente”.
Un vocero de Abbott confirmó que la orden incluye los abortos.
Los activistas antiaborto en Texas elogiaron la medida.
“La industria del aborto ha estado acaparando equipos médicos se necesitan desesperadamente en el estado como máscaras, guantes y otros suministros protectores”, declaró el lunes la agrupación Texas Right to Life, que se opone a la interrupción del embarazo.
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Un vocero de la organización de planificación familiar Planned Parenthood en Texas no respondió de inmediato a un pedido de comentario.
En Ohio, las clínicas recibieron el viernes una carta del fiscal general Dave Yost, un republicano, ordenándoles cesar todos los abortos quirúrgicos “no esenciales” porque según dijo, violan una orden emitida el 17 de marzo por el director de salud pública del estado.
Clínicas, grupos de defensa del derecho de la mujer a decidir e incluso varios legisladores rechazaron la medida, señalando que los abortos son esenciales y urgentes.
“Siempre durante una emergencia existe la posibilidad de que el gobierno se extralimite aduciendo la necesidad de ‘seguridad’ o de ‘mantener la ley y el orden’", indicó la bancada de legisladoras demócratas en un comunicado.
“En tiempos de crisis nacional, hemos visto antes como se aplican medidas excesivas que violan nuestros derechos. Y que no quepa la menor duda: eso es lo que estamos viendo hoy en día”, añadió.