La relación entre el estado nutricional de los individuos y el desempeño del sistema inmunológico en momentos de COVID-19 llevaron a un grupo de expertos del Centro de Investigación en Recursos Naturales (CIRN) de la Universidad Autónoma de Chiriquí (UNACHI) a brindar una serie de recomendaciones enfocadas en el consumo de alimentos nacionales, para que la población en general eleve sus defensas ante el posible contagio del nuevo coronavirus.
Entre las recomendaciones sobresalen el disminuir el consumo de alimentos procesados, bebidas azucaradas y, por el contrario, aumentar el consumo de comidas preparadas en casa, tomar más agua y priorizar en la ingesta de alimentos funcionales o nutracéuticos, como los hongos comestibles, los cuales proveen beneficios adicionales a la salud, ya que han sido ampliamente estudiados y poseen las proteínas de alto valor biológico, fibra, vitaminas y minerales.
Los investigadores del Centro de Pensamiento Think Tank, entre los que se encuentra José Troestch, estudiante del Programa de la maestría en Ciencias Químicas con énfasis en Inocuidad Alimentaria, financiada por la Secretaría Nacional de Ciencia, tecnología e Innovación (SENACYT) son de la posición que un estado nutricional incide directamente en el sistema inmunológico, el cual combinado con el ejercicio físico, y el descanso adecuado refuerza, la respuesta inmune del organismo, para una adecuada protección frente al ataque de diversos patógenos como bacterias y virus, entre otros.

Troestch, del Centro de Investigación en Recursos Naturales (CIRN) de la UNACHI, manifestó que la vulnerabilidad de las poblaciones puede ser exacerbada por las situaciones de escasez alimentaria, la cual se puede presentar durante o posterior a una situación como la pandemia COVID-19 surgida a finales de 2019, en Wuhan, China y que se informó su presencia oficialmente en Panamá desde marzo pasado.
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El científico aclaró que el cambio en la rutina a causa del confinamiento por seguridad también ha afectado los hábitos alimenticios, donde estos cambios pueden ser aprovechados para ejercer un mayor control sobre la calidad de los alimentos y equilibrar la dieta familiar. “En resumen podemos definir esta alimentación saludable como aquella que es suficiente, completa, equilibrada, satisfactoria, segura, adaptada al comensal y al entorno, sostenible y asequible”, comentó Troestch.
Sostienen que más de 100 países han elaborado guías alimentarias acordes con sus respectivas situaciones alimentarias, disponibilidad, cultura y hábitos de alimentación. En 2013 Panamá creó su Guías Alimentarias Basada en Alimentos (GABA), gracias al trabajo de la Comisión Técnica Interinstitucional de Guías Alimentarias, bajo la coordinación del Ministerio de Salud y en colaboración con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), una herramienta validada para ambos sexos con edades de 18 a 70 años.
En el plato recomendado para Panamá consta de alimentos que están agrupados y proporcionados en cinco grupos principales: Almidones, como granos y cereales, Frutas y vegetales, carnes, lácteos, y aceites, grasas y azúcares.
“Si bien hasta el momento no se ha desarrollado un tratamiento efectivo, el consumo de alimentos ricos en estos nutrientes, le permite al cuerpo contar con una mejor defensa, frente al ataque de diversos agentes patógenos como el SARS-CoV-2”, señaló Troestch.
El investigador alertó que algunos de los factores de riesgo que aumentan la probabilidad de desarrollar complicaciones en personas afectadas por COVID-19, son: desnutrición, obesidad e hipertensión; todas estas condiciones están relacionadas con los inadecuados hábitos alimenticios.
Las recomendaciones de los investigadores de la UNACHI no sustituyen ninguna de las medidas adoptadas públicamente como el distanciamiento social y el lavado de manos, entre otras; debido a que buscan potencializar el conjunto de medidas que como sociedad hay seguir para sobrepasar la crisis sanitaria; además está iniciativa fue publicada en el COVID-19 Panama Research, iniciativa de la Plataforma ABC de la SENACYT, para que los investigadores nacionales publiquen sus estudios relacionados con la pandemia.