La doctora Maydel Martínez, oriunda de la comunidad de Agligandi, comarca de Guna Yala, es una de las profesionales que están al frente de la batalla contra el coronavirus covid-19 en su isla, la más afectada por esta enfermedad en la región.
Su labor principal es atender a los pacientes de vih, pero da su apoyo a sus colegas que luchan contra el covid-19.
Precisamente sus ganas de ayudar hizo que un día se atreviera a enviar un audio solicitando a la población que los apoye, ya que sentía que los pobladores no estaban colaborando con las recomendaciones del Minsa, mientras que el personal médico ya estaba cansado y hasta un poco desanimado debido al aumento de casos.
Hablamos con ella vía WhatsApp y nos cuenta un poco sobre cómo es su vida en esa comunidad, a donde se llega en avión en 35 minutos, pero que por mar es en cuatro a seis horas aproximadamente, saliendo desde el puerto de Gardi, a donde sale la carretera que conecta con la ciudad de Panamá.
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¿Cuánto tiempo tienes de estar como doctora en Agligandi?
Estoy en Agligandi desde el 2008 como médico general, a cargo de la Clínica de Terapia Antirretroviral, atendiendo a pacientes con vih
¿Has trabajado anteriormente en otras comunidades?
Primero hice dos años en un hospital privado. Luego llegué como médico general en el año 2005 a la comunidad de Playón Chico, donde trabajé solo dos meses. Posteriormente me trasladan al Hospital Rural Inabaginya, en Sasardi Muladub, del 2006 al 2008. Luego de capacitarme en Terapia Antirretroviral en México y en el Hospital Santo Tomás me envían al Hospital Marvel Iglesias de Agligandi, como médica a cargo de la Clínica de Terapia Antirretroviral hasta la fecha. Pero por dos años estuve también como sudirectora regional de Salud, al lado del Dr. Luis De Urriola.
¿Dónde te formaste como doctora?
Ingresé a la Facultad de Medicina de Columbus University en el año 1995, gracias a la ayuda de mis padres, además de un préstamo del IFARHU y por una ayuda de parte de un grupo de Misioneros liderado por el Dr. Daniel Gruver, a los cuales les agradezco enormemente su ayuda.
¿Hace cuánto tiempo te graduaste?
El 29 de agosto cumpliré 19 años de haber obtenido el título como médico.
¿Habías pensado que en algún momento ibas a enfrentarte contra a una situación así, de pandemia?
La verdad creo que nadie del sector salud y del mundo pensó que pasaríamos por esto y no estábamos preparados para algo de tal magnitud. En el tiempo que tengo de estar trabajando en la respuesta ante el vih hemos visto muchos cambios en todos estos años que el virus vive entre nosotros y que aun nos falta por conocer. Y de repente vivir de un momento a otro una nueva pandemia nos tocó nuevamente empezar de cero y realizar cambios a otro nivel en nuestra área laboral y personal.
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¿Cómo es tu día?
Mi día a día se divide en dos ciclos. Mi vida en mis días libres y mi vida en el área laboral. Durante mis días libres trato de descansar los primeros días, pero luego trato de pasar el tiempo con mi familia, en especial mi hija, mis padres y mi esposo. Aunque en ocasiones toca asistir a reuniones en el MINSA y responder a consultas por parte de los colegas por algún caso de vih en la comarca y atender mi negocio personal. En los 20 días que toca trabajar en la comarca vivo dentro del hospital, donde atiendo pacientes de la consulta general. Si tenemos pacientes hospitalizados les pasamos visita primero para ver su evolución y programo las citas de los pacientes de la clínica de vih y posteriormente del horario regular. Atendemos las urgencias o partos que nos lleguen de Agligandi o de las otras comunidades. También me gusta leer, leer un buen libro me da placer.
Conocimos sobre un audio en que hacías un llamado de atención a los moradores de Agligandi. ¿Cómo surgió la idea de hacer ese audio? ¿Porqué?
El audio fue enviado en un momento de suma preocupación por parte de nosotros, el personal de salud. Estábamos preocupados por lo que estaba pasando y el agotamiento que sentíamos en ese momento. De repente se me acerca un joven y me dice: “doctora, ¿por qué no deja mejor que la gente se muera? ¿Usted no ve que la gente no quiere hacer caso y no ve todo el trabajo que ustedes están haciendo? Están organizando una reunión”. Fue en el preciso momento que nos informaban que el número de casos nuevos se disparaba y veía cómo nuestro personal, tanto médicos, enfermeros, cocineros, personal de aseo, motoristas (en su mayoría voluntarios) estaban agotados. Hablo con uno de los chicos de la saglatura para confirmar la reunión que se daría y me informa que desconoce de la reunión, pero me sugiere que mande un mensaje a la comunidad para que entiendan todo el esfuerzo que estamos haciendo. Hablo entonces con el Dr. Basilio Rivera, director del hospital, quien me autoriza enviar el mensaje, porque sino se vendría abajo todas las estrategias que estábamos realizando para disminuir los casos. Pero no pensé que se haría tan viral.
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¿Surtió efecto ese llamado de atención?
Parece que sí hubo un efecto positivo. Cuando me quebré fue debido al agotamiento de ver a tanta gente conocida, muchas de ellas personas mayores que venían con dificultad respiratoria, venían de dos en dos hasta cuatro al mismo tiempo; ver a las enfermeras cargando junto con nosotros tanques de oxígeno; muchas, a pesar de ser jóvenes, estaban con los pies hinchados y agotadas, pero continuaban para ayudar a los pacientes. Toda la suma de lo que veía y sentía creo que lo exterioricé en ese audio. Se lograron ayudas desde diferentes puntos, tanto del sector público como privado. Ayuda con personal e insumos, incluso para la misma comunidad.
¿Cuál ha sido el momento más significativo que has tenido en este momento. Es decir, ¿has atendido a algún familiar o amistades graves?
La verdad en mi vida he tenido situaciones difíciles. Pero actualmente relacionadas con esta pandemia he tenido cuatro momentos que me han sacado lágrimas como médico. Uno, mi hermana, cuando salió positiva, y el escucharla cuando estaba con dificultad respiratoria y no poder moverme a buscarla. Estuve desesperada buscando la manera de protegerme para poder acudir a donde ella, ya que yo estaba también en cuarentena por el primer caso de covid en la comarca. Le doy gracias a unas amigas que me tranquilizaron y ayudaron con mi hermana, a la Dra. Lilia Olaya y a la Dra. Mari Carmen Cañizales, del sector de Panamá Oeste. El segundo momento lloré por uno de nuestros motoristas que por años trabajó con nosotros en el hospital; y también con mi abuelo, el cual perdió la vida en esta batalla contra el covid-19 y me tocó traer sus cenizas por vía marítima. Todavía no logro creer que ya no esté con nosotros. Y por último, el caso de uno de nuestros pacientes de 92 años, que batalló hasta lo último y su familia no pudo estar con él en sus últimos días, pero que fue cuidado por las enfermeras y los técnicos. Yo le decía Dada (abuelo), para que escuchara una voz familiar, ya que sus seres queridos no lo volverían a ver. Cuando nos enteramos de su muerte fue difícil, ya que le habíamos tomado cariño. Yo había viajado a la ciudad capital. No me parecía justo que muchas personas se fueran sin despedirse de sus seres queridos y sin realizarse la ceremonia correspondiente que caracteriza a nuestra cultura.
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Háblame un poco sobre tu vida familiar.
Vengo de una familia cristiana. Mis padres son Napoleón Martínez y Herlinda de Martínez. Tengo una hija de 10 años, la cual es mi razón para seguir adelante junto con mi esposo, que le ha tocado tener paciencia ante las diferentes situaciones que me ha tocado vivir y que ha sido de gran apoyo en momentos difíciles. Soy la más pequeña de tres hermanos, a los cuales amo mucho y les agradezco por los sobrinos que me han dado, que en total son 11. Solos hacemos una fiesta.
¿Qué piensas de las decisiones que algunas autoridades tradicionales han tomado, obviando las recomendaciones del Minsa respecto al covid-19?
Creo ante todo en el respeto mutuo. Hace años, cuando vine a la comarca, mi padre lo primero que me pidió fue que debemos respetar nuestra cultura, que seamos instrumento para enseñarle a nuestra gente de situaciones que quizás por desconocimiento, no por ignorancia, se dan en nuestra comunidad. Pienso que la comunicación con nuestras autoridades es primordial para que entiendan y participen de las estrategias que debemos realizar en conjunto, para el bien de cada comunidad. En Agligandi la comunidad entendió que la participación de ellos era importante para nosotros para poder disminuir los casos, cumpliendo con las normas que decretó el MINSA. La verdad se sintió el apoyo de los pacientes con covid. El entender que debían aislarse y estar lejos de su familia no es fácil, pero lo hicieron. El sagla estuvo pendiente de cada estrategia y empezamos a comunicarnos y el resto de la comunidad entendió sobre la importancia de la cuarentena. El trabajo en equipo de salud junto con la comunidad es la estrategia de oro y creo que estamos viendo los resultados, pero sin bajar la guardia.
Cabe destacar que la comunidad de Agligandi, desde el pasado 16 de mayo, ha mostrado una curvatura en el pico de contagios. Es decir, se detuvo en 102 casos. El audio de Maydel surtió su efecto.
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