La mantequilla de maní es, tal como su nombre lo indica, una pasta elaborada con maní previamente tostado y molido, popularmente consumida en Estados Unidos, Australia, Reino Unido y Países Bajos. Dependiendo de su elaboración puede o no contener azúcar u otros ingredientes extras, como conservantes. Hecho de manera natural, es un alimento con alto contenido calórico el cual aporta, entre otras cosas, energía al cuerpo.
Al tratarse de un alimento alto en calorías y grasa vegetal, se cree erróneamente que es un alimento perjudicial, pero si se lo consume en las porciones adecuadas, aporta una cantidad importante de proteína, vitaminas, fibra, y minerales. Además al tratarse de un alimento vegetal no contiene colesterol, mejorando los niveles de lípidos o grasas en tu sangre.
Una porción de 100 gramos de mantequilla de maní contiene aproximadamente 22.5 gramos de proteína, lo que la convierte en una excelente fuente de este nutriente vegetal, además aporta magnesio, vitamina E y niacina, esenciales para diversas funciones corporales.
La mantequilla de maní tiene una mezcla de ácidos grasos monoinsaturados y ácidos grasos poliinsaturados, grasas saludables que disminuyen la inflamación en el organismo y reducen los niveles de colesterol LDL “malo”, mejorando la salud cardiovascular, previniendo enfermedades, como infarto, ACV y aterosclerosis.
Además, al igual que otros productos como el vino tinto y las uvas, el maní contiene grandes cantidades de resveratrol, que actúa reduciendo la inflamación, tiene propiedades antienvejecimiento, mejora la salud cardiovascular y reduce el riesgo de contraer cáncer de colon.
Así que ya lo sabes, si no eres alérgico al maní, la mantequilla de maní puede ser parte de una dieta saludable, solo recuerda consumirla con moderación y elegir versiones sin aditivos nocivos.