Un reciente estudio de la Universidad de Exeter, publicado en PNAS Nexus, revela que las bacterias presentes en la boca y la lengua podrían estar relacionadas con cambios en la función cerebral a medida que envejecemos.
La investigación involucró a 110 participantes mayores de 50 años, reclutados a través del estudio en línea ‘PROTECT’, que rastrea la salud cerebral de más de 25 mil personas en el Reino Unido. Los investigadores analizaron muestras bucales de individuos con y sin signos de deterioro cognitivo leve.
Bacterias beneficiosas: Las bacterias Neisseria y Haemophilus se asociaron con una mejor función cognitiva, incluyendo la memoria, la atención y la capacidad para realizar tareas complejas. Además, estos individuos presentaban niveles más altos de nitrito en la boca, lo que sugiere un metabolismo saludable del óxido nítrico.
Bacterias perjudiciales: Niveles elevados de la bacteria Porphyromonas fueron más comunes en personas con problemas de memoria. El grupo de bacterias Prevotella se relacionó con niveles bajos de nitrato y se asoció con portadores del gen de riesgo de alzhéimer, ApoE4, lo que podría conducir a un deficiente funcionamiento cerebral.
La científica Joanna L’Heureux sugiere que estos hallazgos abren la posibilidad de incorporar pruebas bacterianas en los controles dentales de rutina para detectar signos tempranos de deterioro de la salud cerebral.
La profesora Anne Corbett señaló que modificar el equilibrio de las bacterias en la boca a través de cambios en la dieta, probióticos o rutinas de higiene bucal podría ser parte de una solución para prevenir la demencia. Dado que el 15% de los adultos mayores experimentan deterioro cognitivo leve, estos resultados podrían ofrecer nuevas vías para la prevención del alzhéimer.