La lucha contra el cáncer infantil ha mostrado avances significativos en los últimos años. En numerosos países, la tasa de supervivencia de los niños diagnosticados con cáncer supera el 80%, gracias a mejoras en los diagnósticos y tratamientos.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año se diagnostican aproximadamente 400.000 casos de cáncer en niños y adolescentes de entre 0 y 19 años. Los tipos más comunes incluyen leucemias, tumores cerebrales y linfomas. En naciones con ingresos altos, donde el acceso a servicios de salud es más amplio, más del 80% de estos jóvenes pacientes logran recuperarse.
Sin embargo, en países de ingresos bajos y medianos, la tasa de supervivencia es considerablemente menor, situándose por debajo del 30%. Esta disparidad se debe, en gran medida, a diagnósticos tardíos, falta de acceso a tratamientos adecuados y abandono del tratamiento. Para abordar esta problemática, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha lanzado una nueva guía interactiva que busca mejorar la detección temprana del cáncer infantil en América Latina y el Caribe, regiones donde la tasa promedio de supervivencia es del 55%.
En España, la tasa de supervivencia a cinco años para niños de 0 a 14 años alcanza casi el 80%, según datos de la Sociedad Española de Hemato-Oncología Pediátrica.
No obstante, especialistas señalan la necesidad de mejorar los diagnósticos para equiparar estas cifras con las de otros países europeos. Por ejemplo, la implementación de protocolos europeos ha demostrado ser efectiva para incrementar las tasas de supervivencia en casos de leucemia linfoblástica aguda.
Organizaciones como la Fundación Óscar Contigo destinan el 100% de los fondos recaudados exclusivamente a la investigación de cánceres infantiles, subrayando la importancia de financiar proyectos innovadores que busquen una cura para esta enfermedad.
A pesar de los avances, el cáncer sigue siendo una de las principales causas de mortalidad en la infancia y la adolescencia. La detección temprana y el acceso a tratamientos adecuados son fundamentales para mejorar las tasas de supervivencia y la calidad de vida de los pacientes jóvenes.