La sexualidad es fundamental para la satisfacción personal y de pareja, pero conlleva riesgos relacionados con prácticas higiénicas inadecuadas. Tras una relación sexual, se recomienda orinar para eliminar bacterias que podrían haber entrado en el tracto urinario. Esta práctica es beneficiosa tanto para hombres como para mujeres, ya que ayuda a prevenir infecciones como la cistitis en mujeres y la uretritis en hombres.
Después de orinar, es aconsejable lavar la zona genital y las manos con agua tibia y un jabón neutro. El uso de jabones específicos para el área genital es preferible, ya que ayuda a mantener el pH adecuado y evita irritaciones. Además, se debe evitar el uso excesivo de productos no indicados que puedan alterar la microbiota vaginal, lo que podría llevar a sequedad o lesiones.
Otras recomendaciones adicionales incluyen:
Hidratación: Beber agua ayuda a estimular las ganas de orinar y mantiene el cuerpo hidratado.
Ropa interior adecuada: Utilizar algodón y evitar prendas ajustadas o sintéticas que favorezcan la sudoración.
Cuidado con los juguetes sexuales: Limpiar adecuadamente los juguetes utilizados y no compartirlos sin protección.
Es importante mantener una higiene equilibrada sin caer en excesos, ya que un lavado excesivo puede ser contraproducente y alterar la flora vaginal. La salud sexual también se beneficia de una buena alimentación, descanso adecuado y actividad física regular, factores que contribuyen al bienestar general y a una vida sexual satisfactoria.