El alzhéimer es un grave trastorno cerebral que se manifiesta con pérdida de memoria progresiva, confusión en el tiempo y el espacio, dificultades en el habla, aislamiento social y cambios de humor.
Se caracteriza por la muerte de neuronas y la acumulación de placas seniles (beta-amiloide) y ovillos neurofibrilares en el cerebro, lo que provoca su atrofia. No es parte normal del envejecimiento, aunque el riesgo aumenta significativamente después de los 65 años.
Los síntomas de la enfermedad evolucionan gradualmente:
Etapa leve:
Etapa moderada:
Etapa avanzada:
Y aunque el alzhéimer es algo que aparece sin que podamos prevenirlo al cien por cien, puesto que existen unos genes que desempeñan un papel crucial en el desarrollo de la enfermedad, el neurólogo David Perlmutter recomienda llevar a cabo tres gestos sencillos que podrían conseguir reducir la posibilidad de padecer la enfermedad. Lo curioso del asunto es que se trata de hábitos que no imaginábamos que podían influir tan positivamente contra el Alzheimer.
Actividad física moderada. No se trata de practicar un deporte extenuante ni de forzar “la máquina”. Según el neurólogo bastaría con una caminata sencilla o una rutina divertida de zumba. Un estudio publicado en Neurology demostró que las personas con los niveles más altos de actividad física tienen un 45 por ciento menos de riesgo de padecer alzhéimer. Es suficiente caminar, hacer zumba o montar bicicleta durante 150 minutos semanales, según la OMS. Esto mejora el flujo sanguíneo cerebral, reduce inflamación y placas amiloides. Se ha demostrado que el ejercicio es una de las cosas más eficaces para reducir el riesgo de padecer alzhéimer. Caminar, y mantenerse activo favorece la salud física, pero también la actividad cerebral a través de una serie de mecanismos.
Interacción social regular, que reduce la depresión, factor vinculado al alzhéimer. Al menos una reunión presencial semanal es recomendable. Cuando interactuamos con nuestros seres queridos, fomentamos la participación mental, especialmente en lo que se refiere a recordar eventos, nombres y temas familiares. Cada interacción fomenta la capacidad del cerebro para formar nuevas conexiones, un proceso llamado neuroplasticidad. Una revisión sistemática de 2021 en el Journal of Clinical Medicine señala una ‘asociación significativa’ entre la depresión y el riesgo de alzhéimer, y un estudio de 2024 en Nature Mental Health descubrió que la soledad está asociada con un riesgo 31 por ciento mayor de demencia. Según el doctor Perlmutter, “al menos una interacción en persona por semana brinda importantes beneficios para la salud cerebral.
Tareas domésticas. El neurólogo apunta a que “cualquier actividad que haga que el cuerpo se mueva, ya sea que se dedique al ejercicio o simplemente a las tareas del hogar, es eficaz para desarrollar un cerebro mejor. Las tareas del hogar también pueden ser estimulantes mentalmente. Con ellas estamos practicando habilidades organizativas, pensando en la mejor manera de organizar las cosas… Eso le da a tu cerebro un ejercicio útil. Aunque sin tiempo fijo, su práctica constante es excelente no solo para nuestro espacio, sino también para la salud cognitiva.
Estos hábitos, respaldados por estudios en Neurology y Nature Mental Health, combinan ejercicio físico, estimulación mental y conexión social para proteger el cerebro.
El alzhéimer no solo afecta la salud física del paciente, sino que también genera un impacto multidimensional en su bienestar y en el entorno que lo rodea, destacando la necesidad de enfoques integrales de cuidado.
(Con información de www.20minutos.es)