El doctor en psicología Oriol Lugo, en su libro ¡Cortá por lo sano! Manual para liberarse de relaciones tóxicas y construir vínculos saludables, destaca la importancia de reconocer comportamientos tóxicos que pueden ser sutiles y difíciles de detectar.
A continuación, se presentan señales que indican la presencia de manipulación, chantaje emocional y violencia psicológica en las relaciones:
Negación y minimización: Se niega la realidad de una situación o se minimiza su importancia. En la conversación, el interlocutor evita responsabilizarse y justifica sus acciones, lo que genera inseguridad en la otra persona.
Aislamiento social: Se busca separar a la persona de su círculo social para debilitar sus apoyos y aumentar la dependencia del manipulador.
Gaslighting: Se altera la percepción de la realidad de la otra persona, haciéndola dudar de sí misma. También pueden simular diálogos o comentarios fingiendo falsas autorías, así como transmitir mensajes desagradables hasta que el otro no pueda soportarlo más y estalle.
Mentiras y engaños: Se proporciona información falsa para obtener control, lo que puede incluir tratar a la otra persona como si fuera infantil. Los engaños pueden llegar a escalar hasta tal nivel que se niegue cualquier evidencia o prueba por muy real que esta sea.
Culpabilización: Se hace responsable a la otra persona por situaciones que no son su culpa, generando presión emocional. El manipulador puede llegar a cometer acciones que vayan en contra de su integridad con el fin de despertar la culpa en el otro. De este modo, se presiona a la víctima para que actúe y el comportamiento del manipulador sea justificable.
Sobrecarga: Se imponen excesivas responsabilidades o tareas para abrumar a la persona, a menudo acompañadas de una falsa amabilidad. La persona se siente tan abrumada, lo que le generará altos niveles de estrés, cansancio y aturdimiento.
Intimidación: Se utiliza el miedo para controlar a la otra persona, ya sea a través de amenazas o agresiones emocionales. El manipulador puede conocer cuáles son los puntos vulnerables que más temor generarán en el otro. Asimismo, puede formular una cierta venganza futura como forma de condicionar exigencias en el presente.
Victimización: Se finge ser la víctima para manipular y obtener atención o beneficios. La victimización puede ser real o fingida, pero siempre tiene el propósito de manipulación.
Seducción y halagos excesivos: Se exageran aspectos positivos para crear dependencia emocional y cruzar límites personales. Busca crear una conexión emocional intensa para generar con ella más influencia. También se trascienden las barreras o los límites que se puedan haber establecido.
Comparaciones y menosprecios: Se comparan constantemente las cualidades de la persona con otros para hacerla sentir inferior. Se pueden generalizar los defectos y los errores magnificándolos falsamente. El propósito es hacer sentir inferior o inseguro al otro a la vez que se le causa una fuerte dependencia.
Estas actitudes generan estrés, ansiedad y una baja autoestima en la víctima, lo que dificulta salir de la relación. Identificarlas es clave para buscar apoyo y recuperar el bienestar personal.
Recuerda que en una relación saludable, ambas partes deben sentirse libres de tomar decisiones y expresar sus opiniones sin miedo al juicio o al control. Si la situación se vuelve insostenible, prioriza tu bienestar emocional y considera las opciones disponibles para ti.