Era el encargado de salvaguardar la vida del vendedor de tarjetas de celular Juan Carlos Céspedes, de 30 años de edad. Pero en lugar de eso, conspiró para robarle y de paso arrebatarle la vida. Ahora pagará 37 años de prisión.
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Así concluyó este caso de homicidio ocurrido hace cuatro años, cuando la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia resolvió una apelación solicitada por la Fiscalía Superior de Descarga de Homicidio, con la que se modificó la condena a Ernesto Alfredo Madrid Antúnez, como autor del delito de homicidio y robo agravado, aumentándola 10 años más, al considerar que el acto se hizo con alevosía y premeditación.
Así ocurrió
Fue la tarde del 27 de abril del 2016 cuando próximo al Corredor Norte en la barriada Colinas del Este de San José, en el sector de Rana de Oro, corregimiento de Pedregal, Céspedes fue encontrado muerto a tiros dentro del carro Kia Picanto de la empresa Distribuidora Nuevo Darién, S.A.
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En ese auto la víctima recorría el área de San Miguelito custodiado por el entonces agente de seguridad Madrid Antúnez, quien terminó siendo su verdugo.
Avaricia lo cegó
Y es que cuando el custodio se enteró de que el vendedor tenía un inventario de 23 mil dólares, decidió robarle 10 mil dólares producto de las ventas de ese día, para lo cual le propinó un disparo en la cabeza y luego se dio a la fuga, sin importarle que figuraría como el principal sospechoso.
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Las autoridades acudieron a su casa ubicada en Pacora para confirmar que había escapado con su mujer e hijo, pero el domingo 10 de mayo de ese año decidió entregarse a las autoridades en Tortí, distrito de Chepo.