La escena era escalofriante. Cuatro niños, entre los 3 y 8 años de edad, luego de días desaparecidos, fueron encontrados sin vida la noche de este sábado, 1 de julio. Sus cuerpos, ya eran osamenta, uno al lado del otro, en un área de difícil acceso en la comunidad de Arionte, corregimiento de Río Chiriquí, distrito de Kusapín, comarca Gnäbe Buglé.
Así lo confirmó la activista Lucy Córdoba, defensora de los derechos de los niños, quien detalló que junto a la osamenta de los niños también se encontró muerto, en estado de descomposición, al padre de las víctimas. “Se presume se haya suicidado”, dijo.
¿Qué ocurrió?
De acuerdo a informes preliminares, el padre asesinó a sus cuatro hijos y posteriormente se quitó la vida. Todo apunta a un caso de violencia vicaria, cuyo fin era causarle daño a la mujer, la madre de sus hijos”, manifestó Córdoba impactada por lo sucedido.
“No tengo palabras... duele demasiado”, expresó conmovida, exigiendo una vez más un “alto a la violencia”.
Vecinos del lugar indican que pudo deberse a una disputa intrafamiliar, ya que la mamá de los niños se fue de la casa por razones aún no esclarecidas.
“Luego de conversar con allegados al lugar, nos informan que el padre mandó al niño mayor, de ocho años, a buscar a la madre, pero el niño le advierte a su mamá que su padre estaba afilando un cuchillo y posiblemente la quería matar. Esta con temor se aleja”, explicó Córdoba.
“Fue entonces que el padre partió con los niños, tres niñas de 3, 4 y 6 años y el mayor, el niño de 8 años. Se creyó que estaban con algún familiar. Jamás se imaginaron que el padre los asesinaría. Es posible violencia vicaria. Hoy encuentran los cuerpos, tenían aproximadamente 14 días de haber partido de la casa”, indicó la reconocida activista.
Se inicia investigación
Unidades del Servicio Nacional Aeronaval y del Ministerio Público, se dirigieron al lugar para el levantamiento de los restos e iniciar las investigaciones pertinentes.
“¡Basta ya de tanta violencia hacia los niños. Respeten sus vidas!”, dijo Lucy.
“La vida de un niño y una niña es sagrada, la violencia hacia la niñez en todas sus formas es un crimen que debe detenerse, que en estas áreas comarcales impere el respeto a la vida y sean condenados los autores de estos hechos que cada vez ponen en mayor riesgo la infancia”, concluyó la defensora de los derechos de los niños en Panamá.