El cuerpo de un joven en avanzado estado de descomposición y amordazado fue encontrado en la segunda planta de un edificio abandonado cerca de Albrook, Panamá, específicamente en Curundú.
Según información extraoficial, se trataría de Juan David García, un joven de 16 años oriundo de Belén, Tocumen, con discapacidad auditiva y del habla, quien había desaparecido el pasado 4 de octubre. Para la recuperación del cuerpo, fue necesario el apoyo del Cuerpo de Bomberos.
Además se ha informado que se ha aprehendido a un menor de 15 años, principal sospechoso de este caso.
La madre de Juan David, Briceida, había denunciado días antes en un en vivo con la abogada y comunicadora social Wyznick Ortega lo que consideraba una serie de irregularidades en la búsqueda de su hijo.
La última vez que fue visto fue en la estación del Metro de Albrook, donde habitualmente era dejado por el bus. Al día siguiente de la desaparición, Briceida detectó un uso de la tarjeta del metro de su hijo, lo que la llevó a solicitar acceso a las cámaras de seguridad de la estación para intentar obtener pistas sobre su paradero.
Sin embargo, su solicitud fue rechazada bajo el argumento de que “lleva un proceso”. La madre también denunció la inacción de las autoridades al no activar la alerta Amber hasta muchos días después, a pesar de tratarse de un menor de edad desaparecido.
Además, señaló una falta de cooperación por parte del Ministerio Público en las labores de búsqueda. Intentó localizar a su hijo en el área de Curundú, considerada peligrosa, después de recibir información de que podría tener amigos allí, pero fue retirada casi de inmediato por la policía.
La noticia del hallazgo ha generado una ola de indignación en redes sociales, con cuestionamientos sobre si el desenlace habría sido diferente si las autoridades hubieran mostrado mayor disposición para revisar las cámaras de seguridad y realizar una búsqueda más rigurosa en los lugares indicados.
“Le fallamos a Juan David” dice uno de los comentarios de indignación.
El caso ha puesto en evidencia las deficiencias en la implementación de la alerta Amber en el país y ha suscitado un llamado urgente a mejorar los protocolos para la localización de menores desaparecidos.
El doloroso desenlace reabre el debate sobre la actuación de las autoridades y la necesidad de fortalecer los mecanismos de respuesta ante casos de desaparición en Panamá.