La Operación Jericó ha puesto a temblar a muchos, y entre ellos, al diputado perredista Raúl Pineda, quien siempre ha estado rodeado de polémicas y conexiones oscuras con el narcotráfico, el sicariato y el lavado de dinero.
Este no es un caso aislado, sino un eslabón más en una cadena de eventos que han marcado su carrera.
Todo empezó en 2011, cuando un vehículo con 140 kilos de cocaína fue detenido en un retén en Divisa. Lo sorprendente fue que las placas del carro coincidían con las del diputado Pineda. Rápidamente, el político convocó una conferencia de prensa para asegurar que sus placas habían sido falsificadas. En ese momento, el fiscal de drogas era Javier Caraballo, quien hoy es procurador general de la República.
Al año siguiente, en agosto de 2012, su asistente, Gilberto Kiki Pinzón, fue asesinado en un tiroteo afuera del centro político de Pineda en San Miguelito.
En el mismo incidente, resultó herida Anneth Pineda, hermana del diputado y madre de José Ruiloba Pineda, excandidato a diputado por el PRD en esa misma área. La sombra del crimen se extendió cuando, en noviembre de 2022, en el local comercial de Ruiloba, Xtreme Plaza, una persona fue asesinada y tres más resultaron heridas durante los “Culecos del distrito”.
Pero eso no es todo. En 2013, Pineda quedó en el ojo del huracán cuando el entonces ministro de Seguridad Pública, José Raúl Mulino, lo llamó “cínico con inmunidad” en un programa de televisión, acusándolo de pedir favores para un “compadre” preso por pandillerismo. “Hay que ser cínico, pero un cínico con inmunidad de diputado es peligrosísimo”, dijo Mulino, revelando que Pineda le pidió que autorizara la introducción de un televisor para su compadre en la cárcel.
El diputado también acusó a su copartidario, Juan Ramón Messina, de estar detrás del asesinato de Kiki Pinzón. Pero Messina fue asesinado en 2013, y su esposa, Katiuska Ramos, inicialmente acusó a Pineda de haber mandado a matar a su esposo. Con el tiempo, Ramos y Pineda aclararon las cosas, y hoy, ella figura en la planilla legislativa. Mientras tanto, el hijo de Messina, Salvador, es directivo de Servicios Múltiples Rama S.A., una empresa que ha recibido contratos millonarios del Estado, y que tiene como presidente a Omar Ortega Robles, uno de los implicados en la Operación Jericó.
A lo largo de los años, el diputado ha perdido a varios amigos cercanos en medio de violentos asesinatos. En 2021, fue asesinado Ovidio Omar Castro, alias Tulip, un capo de la droga vinculado a la pandilla Los Chacales. Meses después, en noviembre de ese mismo año, Agustín Lara Díaz, su socio y amigo, fue acribillado durante una jornada de inscripción al PRD en San Miguelito. Lara también era directivo de Servicios Múltiples Rama.
La tragedia golpeó nuevamente en 2023, cuando César Pele Caballero, representante del corregimiento de Belisario Porras y cercano a Pineda, fue asesinado a tiros frente a su casa. Pineda, desconsolado, lloró la muerte de su amigo y lo despidió con emotivas palabras en Instagram.
Sin embargo, a pesar de estos oscuros episodios y las conexiones con el crimen organizado, Pineda siempre parecía intocable.
Eso fue hasta que la Operación Jericó puso en la mira a su hijo, Abraham Rico Pineda, acusado de ser el encargado de blanquear el dinero de una red de narcotraficantes. Aunque el Ministerio Público intentó que la Corte Suprema de Justicia investigara al diputado, la Corte decidió no proceder. Pero la investigación sobre su hijo sigue su curso, revelando la profundidad de los vínculos de esta familia con actividades ilícitas.
El caso de Raúl Pineda es un claro ejemplo de cómo el poder y la influencia pueden estar profundamente entrelazados con el crimen, y aunque las investigaciones continúan, queda por ver si finalmente la justicia logrará desenmarañar esta compleja red.
Vía: Eliana Morales Gil de prensa.com