La “fiesta migratoria” se acabó para 24 ciudadanos colombianos, quienes fueron deportados y expulsados este viernes rumbo a Rionegro, Medellín, como parte de las acciones del Plan Firmeza, la política de “mano dura” del gobierno de José Raúl Mulino. Pero no se trataba de simples infractores migratorios: entre ellos hay delincuentes con prontuarios dignos de una serie de Netflix.
De los expulsados, 11 personas recibieron la pena máxima migratoria por ser consideradas una amenaza para la seguridad del país. En la lista negra figura una mujer con orden de captura por robo agravado, así como individuos con antecedentes por hurto calificado, tráfico de drogas, evasión de controles, posesión ilegal de armas y hasta estafas internacionales. Algunos incluso cargaban con condenas por venta de drogas en EE.UU. UU. y tráfico internacional de estupefacientes.
El operativo, llevado a cabo por el Servicio Nacional de Migración (SNM), forma parte del memorándum de entendimiento entre Panamá y Estados Unidos. Con este vuelo, ya suman 47 traslados de extranjeros fuera del país bajo esta medida. Además, el gobierno se ha esforzado en resaltar la disminución drástica de la migración irregular: entre enero y marzo de 2025, han ingresado 2,752 personas a través del Darién, una caída del 97% comparado con 2024.
Las autoridades panameñas, lideradas por el Ministro de Seguridad Frank Alexis Ábrego y el director del SNM Roger Mojica Rivera, han sido enfáticos en que Panamá no será más un “puente fácil” para el crimen organizado y la migración ilegal.