Son muchas las historia que han trascendido en generación tras generación entre los moradores del poblado del El Cacao en el distrito de Capira, cuando en vida, Victoriano Lorenzo bajaba de las montañas de Coclé y compartía con sus habitantes.
Según Loreto Tamayo Mendoza, de 94 años, uno de los moradores más longevo de la dicha comunidad, contó a “Mi Diario”, que a la madrina de bautizo de su esposa le decían “Lamparita” y era la cocinera del “El Cholo” Victoriano y era la que siempre estaba junto a él, a pesar que ella tenía una casa de rancho, en este pintoresco poblado de la provincia de Panamá Oeste.
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Tamayo, quien nació en la comunidad de ‘U Centro’ en la provincia de Coclé y desde los años 50 llegó al El Cacao comentó que Lamparita también le hacía los oficios domésticos y que desde que se fue a trabajar con Victoriano Lorenzo, solamente venía al El Cacao esporádicamente. Cuando llegaba se iba a bañar a los ríos, se alistaba y nuevamente se iba.
Cuenta que ella murió producto de enfermedades típicas de su avanzada edad y recuerda que su abuela le comentó que ese día, una gran cantidad de personas vinieron desde Penonomé para intentar verla con vida, pero cuando llegaron ya había fallecido. ‘Lamparita’ tuvo un solo hijo que se llamó Salvador, contó el señor, aún con su memoria lúcida.
Otras de las leyendas que ha quedado entre los residentes es que Victoriano Lorenzo dice que tenía encarnado cuatro cristos en su cuerpo: Dos en los brazos y en cada lado del pecho y esa era una de las razones por lo que no lo podían matar y que supuestamente el día de su fusilamiento, el 15 de mayo de 1903 en la Plaza Chiriquí, conocida hoy en día como Plaza de Francia se lo sacaron para poder fusilarlo.
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Era brujo
El señor Alfonso Navarro, de 83 años, dijo que sus padre le contaban cuando estaba chico, que Victoriano Lorenzo, se convertía en comején para que el ejercito Conservador no lo ubicara. También en cabeza de plátano maduro y cuando ya se iban los enemigos, la ropa de Victoriano quedaba toda con huecos ya que los soldados mientras que esperaban a Victoriano comenzaban a comerse los plátanos.
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Navarro sentado en una hamaca artesanal dijo que esos años fueron muy duros para los pobladores ya que sus papás contaban que las personas les amaraban los picos a los gallos para que no cantaran y de esta manera cuando pasaran los soldados conservadores no los asesinaran. Era una forma de engañarlos.
A los niños los lanzaban hacia arriba para que cayeran en las bayonetas, de esta manera cruel y despiadada mataba a los niños, dicen los relatos de los moradores de El Cacao.
Se dice que Victoriano Lorenzo nació en El Cacao en Capira, sin embargo en la historia se relata que fue en la provincia de Coclé en el año de 1867. Hoy se cumplen 116 años de su fusilamiento en la conocida Plaza de Francia en el Casco Antiguo.