A diferencia de cuando fue arrestado y llevado para una evaluación en Medicina Legal, la mañana de ayer, jueves 31 de octubre, Néstor Armando Torres Briones, de 32 años de edad, ingresó a la audiencia más sereno, incluso se notaba preocupado y sin la característica sonrisa que le ganó el apodo de “Chapa”.
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Tres miembros de la Policía Nacional lo custodiaban con suma cautela, a pesar de permanecer esposado de pies y manos durante toda la audiencia, realizada en la sala 1 de la Oficina Judicial del SPA de San Miguelito, a petición de su defensora pública, Elena Jaén Herrera.
En el recinto también estaba la hermana mayor de Randy Ramel Díaz Meléndez, de 35 años, acompañada en el podio por la defensora de las víctimas Yanina Anderson, quien destacó que la madre del hoy occiso no pudo acudir porque aún está alterada, en un estado de crisis, sufriendo de desmayos por el brutal asesinato de su hijo, registrado el martes 29 de octubre en calle 14 de Villa Lucre, en San Miguelito.
De la propia voz de Néstor se conoció que estudió hasta el tercer año de la carrera de Derecho en la Ulacit, que trabajó como pasante en una firma de abogados, siguiendo así la rama de su familia paterna, pero actualmente estaba desempleado y que vivía con su madre en la calle 14.
Luego de esto, su defensora solicitó a la jueza de garantías Jemajara Pedroza que la audiencia fuera reservada.
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Sin embargo, a la salida de la audiencia la fiscal de Circuito, Giselle Hernández, manifestó que se logró legalizar la aprehensión, imputación de cargos por homicidio doloso agravado y se decretó la detención provisional del sospechoso mientras se investiga.
Nota: Carlos Ávila Rivas
Foto: Román Dibulet