Los gritos de súplica retumbaron entre la espesa selva de la isla de Coiba, el 28 de enero de 1998, cuando cuatro privados de libertad fueron brutalmente torturados y decapitados a punta de hachazos y machetazos.
Parece un hecho como sacado de las películas de horror, pero es uno de los pasajes más tristes de nuestros centros penitenciarios. Ese mismo año se registraron 281 homicidios a nivel nacional, pero dos hechos fueron los más violentos: la madre que estranguló a sus dos hijos en la isla de Taboga y este de Coiba.
Las víctimas de la “Masacre de Coiba” fueron Ricardo Alexis “King” Powel, Walter “Punchi” Murillo, Rafael “Rambeao” Córdoba Chavarría y Francisco Javier Villarreal.
De este último, las autoridades jamás encontraron ni una sola parte de su cuerpo. Es posible que ya decapitado, su cuerpo fue devorado por los tiburones. Las víctimas pertenecían a la banda “Los Perros de San Joaquín” y los asesinos fueron los de la pandilla “Los Hijos de Dios”, del distrito de San Miguelito.
MUCHA SANGRE
Fermín Arias Rojas, el único sobreviviente de esta masacre, en su testimonio ante el Tribunal Superior del Segundo Distrito Judicial, explicó que él junto a Ricardo, Walter, Rafael y Francisco escaparon de uno de los campamentos de la isla el 22 de enero de 1998, en una balsa improvisada en busca de tierra firme y de la anhelada libertad.
Durante seis días estuvieron en alta mar pensando que ya estaban lejos de la prisión de Coiba, una de las más temidas por los delincuentes, pero la fuerte marea los fue llevando a “Playa Hermosa”, otro de los campamentos del penal.
Los cinco fugados decidieron descansar sobre la arena blanca, sin pensar que sería el lugar donde darían el último suspiro de vida.
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Arias Rojas, en el juicio en el año 2002, expresó que acostados vieron cómo varios privados de libertad con machetes y hachas en mano los acorralaron.
Vio cómo a sus compañeros los apuñalaban con furia y cuando ya estaban agonizando lo llevaron hasta un tronco con los pies y manos atadas y fue ahí que con el hacha les cortaron las cabezas.
¡Horroroso! Todo esto lo divisó mientras flotaba en el agua.
ACTITUD LOS DELATA
Cometido el hecho, los decapitadores ,que fueron identificados como Joao Enrique Garcés Bobel, alias “Yohaíto”; Orlando Antonio “Pedro Navaja” Blychanton Cadogan, Iván Gálvez Amanias, José “Beto Mafia” Quiñones Díaz, Omar “Caña” Córdoba Hurtado, Francisco Javier “Pocho” y Camargo Gordón intentaron borrar los rastros de sangre de una de las hachas lavándola con diésel, pero cuando se la entregaron a un sargento de la Policía Nacional este se percató que tenía una mancha de sangre y que el man-go de madera estaba bastante húmedo.
Otro hecho que les llamó la atención a los agentes de la Policía que custodiaban el penal es que cuando regresaron al campamento tres de ellos venían en calzoncillos, otros mojados y descalzos y los que venían con ropa tenían manchas de sangre escurridas por el agua salada del mar.
DÍA DE BUSCAR TUCAS
Joao, Orlando, Iván, José, Omar, Francisco y Camargo tenían ese día que ira buscar tucas y solamente habían cortado tres. Lo habitual era que ellos siempre rajaban unas 35 leñas al día. No tenían permiso para bañarse en la playa.
NECROPSIA
Se determinó que los cuerpos tenían signos de tortura y presentaban una gran cantidad de heridas superficiales. También que las decapitaciones ocurrieron cuando las víctimas estaban en estado agónico y que fue necesario varios intentos para poderle cortarles las cabezas.
El 25 de abril de 2002, el Tribunal Superior del Segundo Distrito Judicial condenó a los implicados de la pandilla “Los Hijos de Dios” a una condena de 20 años de prisión.
MATAN A DECAPITADORES
Once años después de este atroz hecho y tras siete años de haber sido condenados fue asesinado Omar Hurtado Córdoba, alias “Caña”, en el pabellón N° 13 de la cárcel La Joyita, cuando dormía. El era uno de los decapitadores de Coiba.
“Caña” fue asesinado por sus propios amigos, quienes le dispararon en dos ocasiones, una en la frente y otra en el tórax. Nadie sabe por qué.
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En el año 2014, en la celda N° 3 del pabellón N° 4 de La Joya fue asesinado Abel Méndez Escobar, de 42 años, alias “Abelito”, de un tiro en el cuello.
“Abelito” fue uno de los que también participó en este hecho de sangre. Es decir, en la cárcel solo hay tres condenados que están pagando condena.
DATOS
1. Los presidiarios contaban con un comedor y eran ellos mismos los que sembraban y cosechaban sus alimentos. Hasta criaban las vacas, que luego les servían para su consumo.
2. El penal de Coiba estaba dividido en 23 campamentos. En cada campamento había de 40 a 60 presos, custodiados por tres a cuatro unidades de la Policía Nacional.
3. Según la información suministrada, en la isla de Coiba se habían registrado reyertas entre las bandas, como resultado de las cuales perdieron la vida algunos de sus miembros, cuyos cuerpos fueron tirados al mar. Fue este problema el que originó la masacre de febrero de este año.
4. La isla de Coiba era una prisión estatal ubicada en el Pacífico panameño.
Nota publicada en la edición del lunes 4 de abril del 2016