Lo preocupante es que estos crímenes atroces de mujeres, e incluso menores de edad, algunas ultrajadas, violadas y sus cuerpos abandonados, se mantengan en la normalidad, en lugar de desarrollar políticas públicas de seguridad cónsonas a nuestra realidad.
En enero, Edilma Muñoz, de 36 años, fue asesinada en Chiriquí por su pareja Armando González “Chavelo”, de 39, condenado a 20 años de cárcel. Mientras en Cerro Azul ubicaron el cadáver de otra mujer, quien permanece sin identificar, la cual fue torturada y quemada.
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En Río Abajo mataron a una mujer de un tiro en la cabeza; en Coclé, Abdiel Apolayo apuñaló a su pareja, Geika Guillén.
Además, en la Comarca Ngäbe Buglé, una secta religiosa mató brutalmente a tres niñas y a Bellín Flores, de 33 años
Pero estas mujeres son víctimas de femicidio, también están las que pagan con sus vidas la guerra entre bandas, a pesar de no tener nada que ver, como pasó en Veracruz con Nataly Díaz, de solo 15 años, cuyo cuerpo fue hallado en un desagüe en el sector de Koskuna, y de Keysi Padilla, acribillada cuando sicarios irrumpieron en su casa en El Chumical, donde también le arrebataron la vida a su hijo de dos meses.
Y agregamos a esta trágica lista a la mujer abandonada en una cuneta en Pueblo Nuevo , quien fue identificada con el nombre de Josselín Lineth Trianes Bonini.
Datos:
Más de 3500 mujeres fueron asesinadas por razones de género en 25 países de América Latina en 2018:
Según el Ministerio Público, en 2019 se registraron los homicidios de 50 mujeres; 39 en 2018.