La justicia finalmente alcanzó al hombre que, durante años, jugó con la vida de su pareja y puso en jaque la salud pública en Panamá. Con un diagnóstico de VIH desde 2004, este individuo decidió ignorar su condición y, entre el 2010 y 2017, contagió deliberadamente a su pareja. Tras una intensa batalla legal, el Tribunal de Juicio del Primer Circuito Judicial lo sentenció a 14 años de prisión por el crimen de poner en riesgo la salud pública.
Pero la sentencia no terminó ahí. Además de la condena, el ahora prisionero tendrá que pagar $50,000 a su víctima como indemnización por el daño moral causado. A su salida de prisión, tampoco podrá ocupar cargos públicos durante 5 años, una medida que busca impedir que quienes han atentado contra la vida y salud de otros, continúen ocupando roles de poder.
Un largo proceso de engaños
Todo comenzó en 2004, cuando el hombre fue diagnosticado con el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH). Sin embargo, lejos de tomar las medidas necesarias para evitar contagiar a otros, su vida tomó un giro siniestro. Durante siete años, mantuvo en secreto su diagnóstico mientras compartía su vida íntima con su pareja, a quien terminó infectando con la enfermedad.
La Fiscalía Metropolitana, representada por las fiscales Lizbeth Camargo y Ana Dangelo, reveló en el juicio oral, celebrado del 6 al 8 de mayo de 2024, los escalofriantes detalles de este caso. Las pruebas presentadas y los testimonios fueron contundentes, dejando al Tribunal sin más opción que dictar un veredicto de culpabilidad.
Este caso, más allá de su gravedad en el plano personal, destaca la necesidad urgente de políticas más estrictas para la protección de la salud pública. La condena no solo busca hacer justicia para la víctima, sino también sentar un precedente en Panamá sobre la responsabilidad de quienes saben que portan enfermedades peligrosas y deciden ignorar las consecuencias de sus acciones.
Un crimen que dejó marcas profundas
A lo largo del juicio, el dolor de la víctima fue evidente, no solo por el contagio que cambió su vida para siempre, sino también por la traición emocional de quien alguna vez consideró su pareja. La defensa intentó alegar falta de intención, pero la acumulación de pruebas fue implacable.
Con esta sentencia, la Procuraduría General de la Nación ha subrayado su compromiso con la protección de la sociedad frente a quienes, con conocimiento de causa, ponen en peligro la vida de otros. Este caso, además de sus implicaciones legales, abre un debate sobre la responsabilidad individual en temas de salud pública y las graves consecuencias del engaño y la negligencia.
Estos hechos ocurrieron entre el 3 de octubre de 2010 y el 31 de julio de 2017, en Panamá, cuando el acusado, con conocimiento y diagnóstico de VIH desde el año 2004, contagió a su entonces pareja.
— Procuraduría General de la Nación (@PGN_PANAMA) October 3, 2024
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