La Operación Jericó ha sacudido a Panamá, revelando una compleja red de lavado de dinero que involucra a figuras inesperadas.
Entre los detalles que han salido a la luz, el fiscal Joseph Díaz ha señalado a una boutique llamada Bizcochito Fashion como una de las piezas clave en el movimiento de dinero ilícito. Según las investigaciones, esta tienda, ubicada en la Calle H de la Avenida Central, habría sido utilizada para lavar dinero proveniente del tráfico de drogas.
Lo que más ha llamado la atención es que la propietaria de la boutique, Neryethe Jaén Cherigo, tiene vínculos con Juan Abdiel Chérigo, alias “Coya”, a quien las autoridades consideran uno de los cabecillas de esta red criminal. Aunque el fiscal Díaz no profundizó en detalles, mencionó que Jaén Cherigo también está relacionada con el decomiso de un vehículo con droga en un supermercado de Tocumen, basándose en interceptaciones telefónicas.
Sin embargo, Alfonso Montoya, abogado de Jaén Cherigo, salió en defensa de su clienta, afirmando que ella no tiene nada que ver con ningún decomiso de droga y que la medida cautelar aplicada por el juez demuestra su inocencia.
A pesar de esto, en una audiencia celebrada el lunes 2 de septiembre, el fiscal Díaz pidió que se le revoque la medida de notificación periódica y que Jaén Cherigo sea detenida provisionalmente, al igual que otros implicados como Ismael Martínez, Kerime Andrea Zúñiga y Militza Rodríguez.
Pero eso no es todo. La operación ha ganado aún más relevancia por la implicación de Abraham Rico Pineda, hijo del diputado del PRD, Raúl Pineda. Rico Pineda, actualmente recluido en la cárcel La Nueva Joya, está bajo investigación por su presunta participación en el blanqueo de capitales. Las empresas vinculadas a él también están en la mira, y la conexión de todo esto con la boutique Bizcochito Fashion ha levantado más de una ceja.

Por si fuera poco, Neryethe Jaén Cherigo, quien ha estado en el centro de esta tormenta, figuraba en la planilla del Municipio de Panamá durante la administración del perredista José Luis Fábrega. Su cargo era de “promotora comunal” con un salario de $600, lo que añade otra capa de complejidad a este enredo.
La Operación Jericó continúa su curso, y cada día surgen más detalles que apuntan a una red bien estructurada para lavar dinero. Mientras tanto, las autoridades siguen trabajando para desenmarañar todos los hilos de este caso que tiene a más de uno en aprietos.



