La violencia sigue desatada en Panamá. La noche del miércoles y la madrugada del jueves fueron escenario de tres brutales asesinatos en distintas partes del país, dejando en evidencia el dominio del sicariato y la inseguridad en las calles.
La primera víctima fue Julio Cedeño, de 38 años, ejecutado a balazos en el estacionamiento de una empresa de aceites industriales en Giral, corregimiento de Buena Vista, Colón. Testigos afirman que un vehículo se acercó, lo llamaron por su nombre y, sin darle oportunidad de reaccionar, le dispararon en repetidas ocasiones antes de huir. Fuentes extraoficiales indicaron que Cedeño trabajaba en el lugar, aunque aún se desconoce el móvil del crimen.

Horas después, la sangre volvió a correr en el distrito de San Miguelito, donde un indigente conocido como “Chombito Larry”, de aproximadamente 40 años, fue hallado sin vida en la vereda “Cruz del Diablo”, en San Isidro, corregimiento de Omar Torrijos. Residentes alertaron a la Policía tras escuchar disparos y, al llegar, los agentes encontraron su cuerpo tendido en el pavimento. Según informes policiales, el hombre tenía casos pendientes por pensión alimenticia y otros asuntos administrativos, pero aún se desconoce si su asesinato estuvo relacionado con rencillas entre pandillas que operan en el sector.
La noche cerró con otra tragedia en el corregimiento de Chilibre, donde Suanys Marichell Tejada, de 23 años, pagó con su vida una venganza ajena. Sujetos armados llegaron a la calle Hollywood en busca de su objetivo, pero en medio de la lluvia de balas, la joven fue alcanzada por un disparo fatal. A pesar de ser trasladada de emergencia al SUME 911 en Las Cuevas, los paramédicos confirmaron que llegó sin signos vitales. Más alarmante aún es que el ataque ocurrió a metros de una subestación policial, sin que se lograra una reacción inmediata de las autoridades.
Allegados a la víctima volvieron a exigir la construcción de un hospital en la comunidad, asegurando que la falta de atención médica inmediata pudo haber marcado la diferencia entre la vida y la muerte. No es la primera vez que ocurre una tragedia similar, ya que las emergencias en Chilibre deben ser atendidas en Colón o San Miguelito, donde se encuentran los hospitales más cercanos.
En apenas cinco días de marzo, ya suman ocho los asesinatos en Panamá, sin que hasta el momento se reporten capturas. La escalada de violencia se mantiene en vilo a la población, mientras las autoridades parecen incapaces de frenar la ola de homicidios que azota el país.