El 19 de abril de 1990 se dio un macabro hallazgo. Eran pasadas las 5:30 p.m. cuando la presencia de personal de Homicidios y Criminalística alertó a los usuarios de la vía Juan Pablo II, cerca del Club de Adiestramiento Canino.
A 100 metros de la avenida asfaltada, por un sendero de tierra en medio del área boscosa, las autoridades ubicaron el cuerpo de un niño que aún conservaba puesto un suéter de color oscuro y deteriorado por las inclemencias del tiempo y que en el pecho decía: 'Going no where'.
El pequeño yacía acostado sobre su lado izquierdo y la vista no era agradable, puesto que las alimañas y la degradación del cuerpo habían hecho estragos en la anatomía del hasta entonces desconocido.
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Su pierna izquierda estaba en igual condición que la zona del tronco del infante, ya que no tenía piel y la extremidad estaba reducida a huesos, mientras que su pie derecho todavía conservaba una media de color azul, atada con un cordón al tobillo. A pocos metros encontraron vértebras, costillas y otras partes óseas, así como otro cordón en el tobillo derecho, lo que evidenciaba que el infante estuvo atado.
La noche se apoderó del lugar, por lo que los peritos forenses debieron abandonar la escena con el compromiso de retornar para continuar recabando evidencias. Fue así como a escasos metros de la escena descubrieron un calzoncillo tipo 'jockey', talla seis, unas botas ortopédicas y un pantalón corto de color amarillo con verde talla cuatro.
Días después las autoridades dieron a conocer que el cadáver correspondía al niño Marcos Alberto Rodríguez Justines, de tan solo 3 años de edad, y desaparecido ocho días antes del macabro hallazgo.
El secuestro Marquitos Rodríguez Justine era el nieto favorito del coronel Marcos Justine, quien fuera jefe del Estado Mayor panameño tras el cese por aparentes motivos de salud de su predecesor en las Fuerzas de Defensa, el coronel Roberto Díaz Herrera.
En ese momento el coronel permanecía recluido en una celda de alta seguridad en la cárcel El Renacer, acusado de un supuesto peculado de más de 20 millones de dólares en perjuicio del Banco Nacional de Panamá (BNP), por lo que al parecer muchos militares no estaban contentos con él.
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Esta fue la premisa que manejaron los medios de comunicación que siguieron el caso tras conocer que oficiales de carrera protagonizaron el secuestro del pequeño Marquitos Rodríguez Justine.
Según destacan las investigaciones, pasadas las 4:00 p.m. del 11 de abril de 1990, el temor del coronel Marcos Justine, quien manejaba información de que su hija Xenia Guadalupe Justine sería blanco de un secuestro, se volvió una terrible realidad. Pero en su lugar fue su consentido Marquitos Rodríguez Justine, quien a esa hora jugaba con su hermano Melquiades en la terraza de su casa ubicada en Villa de las Fuentes bajo la miraba vigilante de la doméstica.
En ese momento dos hombres irrumpieron en la residencia desde donde se escuchó un grito de la empleada, quien alterada solo pudo decir a Melquiades que corriera a esconderse.
La mujer como una fiera se aferró al pequeño Marquitos, a quien tomó en sus brazos ante la amenaza de los desconocidos que la golpeaban en el rostro y le retorcían un brazo hasta que finalmente a la mujer le arrebataron al niño. Esa fue la última vez que lo vieron vivo.
Según documentos que reposan en el Segundo Tribunal Superior, a las 10:00 p.m. al despacho del jefe de la División de Delitos contra la Vida e Integridad Personal acudió Oris Mariela Chavarría, todavía nerviosa, para denunciar que cuatro sujetos habían secuestrado al menor de los Justine.
Luego relató que los secuestradores metieron al pequeño en el maletero del carro y escaparon. Ella logró reconocer por fotografías a Javier Gómez y Elvin Guerra, y además declaró que los secuestradores exigían un millón de dólares.
Los motivos Según consta en un fallo del Órgano Judicial, en la recopilación de declaraciones de los oficiales sindicados identificados como Cancio Ciacci Tasón, Elvin Guerra, Dídimo Ábrego González y Javier Efraín Gómez Rivera detalla que la idea del secuestro de Marquito Rodríguez Justine era, según el propio Ciacci Tasón, obligar al coronel Justine a devolver los millones de dólares que había sustraído del BNP, con el fin de reestructurar las Fuerzas de Defensa, que habían sido abatidas durante la invasión.
Una hora antes del secuestro Cicci Tasón conducía un auto del año 1989, acompañado de Dídimo Ábrego González; iban camino a la Fuerza Pública de Ancón. Ábrego González se bajó al llegar al lugar y pidió hablar con el cabo Javier Gómez Rivera. De pronto el cabo Elvin Guerra se sumó a la encomienda.
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Después relató Ábrego González que Elvin Guerra y Javier Gómez bajaron del auto, entraron en la casa y arrebataron a Marquitos de los brazos de la empleada doméstica. Con el niño en brazos, regresaron al auto donde Tasón y Ábrego González esperaban.
La Condena Dos años después del secuestro, en 1992, el Segundo Tribunal Superior de Justicia sentenció a Cancio Ciacci Tasón a 20 años de prisión bajo el cargo de homicidio agravado, secuestro y asociación ilícita para delinquir. Su sentencia se cumplió el 27 de abril de 2010. Javier Gómez Rivera fue sentenciado a 17 años; Elvin Guerra, a 15 años; y Dídimo Ábrego, a 12 años y seis meses de prisión. Ábrego cumplió su condena en el año 2002.
En una entrevista realizada por La Prensa en el 2003 a Cancio Tasón, este reveló: 'Yo secuestré al niño. En el juicio yo fui confeso de haber secuestrado al niño, pero no del homicidio. Una vez que yo entro en esto, yo dije ven acá, el niño no sabe dónde está el dinero. La madre es la que tiene la plata. Entonces, ¿por qué lo vamos a secuestrar?'.
Agregó que entre sus metas una vez saliera de prisión era ir a España a hacer el Camino de Compostela. Después iría al Tíbet.
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Nota: Carlos Ávila Rivas / Mi Diario