La frialdad de las noches es la manta que arropa sus deteriorados cuerpos.
Ellos se han convertido en invisibles para los ojos del resto de la ciudadanía, donde sus miradas de angustia y dolor son evidentes.
Estos 'hijos de la calle' no solamente están expuestos a enfermedades, sino también a la violencia, adicciones y al hambre.
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Se estima que en la ciudad capital hay aproximadamente unos 200 indigentes, problema que cada vez está ganando terreno.
Entre esas personas nos encontramos en la entrada de San Isidro, en San Miguelito, a Luis Ángel Campos, quien con su ropa gastada, su larga barba, sus pies sucios y llenos de callos nos contó que desde hace 10 años vive en la calle.
Entre sus etapas de lucidez y fantasías, 'Tito', como es conocido por las personas, nos dijo que duerme donde la oscuridad de la noche lo agarre, que la vida de una persona de la calle no es fácil y más en la noche cuando sus vidas corren peligro. Tienen que sobrevivir.
Contó que anteriormente fumaba 'bazuco', pero que ya no.
Este hombre dijo tener una hija y dos hermanos, pero que tiene rato que no los ve.
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Al preguntarle cómo hace para alimentarse, dijo que le pide plata a las personas o le regalan comida. En medio de la charla comenzó a rezar la oración a san Jerónimo.
La historia de Tito es solo un ejemplo de las que se encuentran en los callejones nocturnos de nuestra ciudad y San Miguelito.
AYUDA
Isaac Atencio Mendoza, director de Gestión Social del Municipio de Panamá, explicó que hay un programa para la drogodepencia y personas sin techo.
Una de las medidas que han optado es la firma de convenios con diferentes ONG como es el caso de Remar, Hogares Crea y el Centro San Juan Pablo II de la Iglesia católica, para ver la parte de tratamiento y la prevención.
Actualmente tenemos en los centros 320 personas y en las calles más o menos unas 200.
No solo es el tema de drogodependientes, sino el caso de los migrantes que por sus condiciones de ilegalidad están en las calles.
En los lugares que más se refugian porque les dan drogas son el puente de San Miguel, puente de la Asamblea, calle Novey, cerca de la iglesia Don Bosco, recicladora en San Miguel, parque Santa Ana, Mercado del Marisco, Mercadito de Calidonia, puente cerca del Seguro Social, entre otros, expresó Atencio. Dijo que los tienen bien ubicados.
Indicó que cuando son rescatados son llevados a los centros de rehabilitación para iniciar el proceso de desintoxicación, atención médica (trabajo social, psicólogos, medicina general, entre otras especialidades); contacto con las familias, trámite de documentación, proceso de rehabilitación con cursos y terapias y el Inadeh los apoya con capacitaciones.
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Con el nuevo Decreto 1832, ellos deben permanecer seis meses en los centros, después de un proceso y evaluación se emite la salida con los familiares responsables.
El tema de la droga es bien complejo, pero la satisfacción es que podemos brindarles a estas personas una luz de esperanza.
APOYOS
A cada ONG le brindamos un subsidio, Remar $200 mil anuales, Hogares Crea $100 mil anuales, San Juan Pablo II $36 mil anuales, más el personal que lleva el programa.
Detalló que el Municipio de Panamá compró un terreno en Nuevo Caimitillo para la construcción del centro de rehabilitación y agregó que ya se tienen los planos y solo se está a la espera de los recursos.
También en la Iglesia católica y la pastoral social en El Chorrillo tenemos el terreno para la construcción de Casa Lázaro, un hogar transitorio. El funcionario dijo que buscan el apoyo de la empresa privada para poder seguir atendiendo a esta población.
CARIDAD HUMANITARIA
César Pozo desde hace tres años tiene un movimiento que se llama 'Juntos podemos ayudar'. Ellos les dan de comer a cientos de personas que viven en las calles.
Pozo dijo que esta iniciativa nació cuando trabajaba como camarógrafo en un canal televisivo y que cada vez que iba a una cobertura en la noche o en el día le compraba un plato de comida, pero a pesar de su interés no cuenta con el apoyo por parte del Gobierno ni de autoridades locales, pero sí le gustaría que lo apoyaran para seguir dando una mano. Además de brindarles comida, Pozo les habla de la Palabra de Dios para que de alguna manera puedan salir del oscuro mundo de la calle.
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SALUD MENTAL
El psiquiatra Marcel Penna Franco, jefe del servicio de psiquiatría del Hospital Santo Tomás, explicó que la gran mayoría de los indigentes no tienen problemas psiquiátricos, ya que ser indigente no es una enfermedad, sino un problema social.
Penna agregó que producto de que su familia los abandona sí pueden tener trastornos de depresión; sin embargo, también puede haber indigentes con enfermedades mentales crónicas.
Por: Jairo Cornejo | Mi Diario