El pasado viernes, en el tercer y último día del juicio oral que se le seguía, el juez Séptimo separado, Felipe Fuentes, permanecía callado en espera de que la audiencia reanudara. Mientras, buscaba entre su Código Penal algunos artículos y decía para sí: 'Tendré que solicitar mi árbol genealógico, solo falta que me investiguen por nepotismo'.
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Horas después, el tribunal de juicio lo halló culpable y Fuentes salió acompañado de familiares, pero antes su abogado dejó claro que harán uso de los recursos que les permite la ley.
Testimonios vitales
Antes de dar el veredicto, una de las jueces expuso que los testimonios de los testigos Karina Martínez, Walkiria Boya Casanova, Jorge Chang y Ericka Marmolejo -todos funcionarios del despacho judicial al momento en que se extravió el cuadernillo- evidenciaron el manejo interno de los expedientes y permitió determinar que Fuentes fue la última persona que tuvo contacto con estos.
También se corroboró que Carlos Villatoro fue quien recogió los documentos que se cayeron de la alforja de una moto en marcha en Loma Cová, Arraiján, ese 15 de enero.
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En medio del veredicto de culpabilidad, la jueza relatora dejó claro que es un delito con pena de entre dos a cuatro años de prisión. La Fiscalía pidió tres años y dos meses.
En la audiencia se evidenció que el juez separado trató de amañar la investigación haciendo firmar a sus subalternos un documento notarial avalando el extravío.
Además, su subalterna Boya Casasola reveló que familiares de Fuentes laboraban en el juzgado, a lo que él respondió que prefería trabajar con conocidos.
Por: Carolina Sánchez
Foto: Ana Renteria
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