Como parte de su compromiso constitucional, los Órganos Ejecutivo y Legislativo rindieron ayer su informe de gestión, donde como era de esperar se abordaron los logros alcanzados y hasta se reconocieron algunos temas pendientes.
Lastimosamente, ni el mandatario Laurentino Cortizo ni el presidente de la Asamblea Nacional, Crispiano Adames, hicieron alusión alguna al tema de la corrupción pública que, según diversas mediciones de opinión, vuelve a colocarse como una de las mayores preocupaciones de la ciudadanía.
Y es que a dos años y medio de gestión, son pocas las señales que nos envían las principales instituciones del Estado para corregir un mal que pesa como lastre y no permite que las riquezas que genera el país lleguen a todos.
Eso parece no entenderlo Cortizo ni Adames: que no importa cuántas leyes se aprueben o proyectos se ejecuten, y si no hay un principio de equidad y justicia que premie las buenas acciones de autoridades y ciudadanos y castigue las malas, seguiremos teniendo un país desigual.