Transportistas de todas las regiones del país se congregaron en Penonomé con un objetivo claro: exigir al Gobierno un plan que los incluya en el proyecto del tren Panamá-David. La incertidumbre reina entre choferes y empresarios del transporte, quienes temen quedar al margen de esta gran obra de infraestructura si no se definen reglas claras para su participación.
Además de la integración en el tren, los transportistas plantearon la urgencia de modernizar el servicio mediante el uso de tecnología, como aplicaciones móviles, para mejorar la experiencia de los usuarios. Sin embargo, dejaron claro que esto no puede ser una responsabilidad exclusiva del sector privado. Reclaman el respaldo del Estado, solicitando apoyo para financiamientos, concesiones justas y políticas que impulsen un servicio de calidad sin competencia desleal.
Entre las voces se alzó la de Boris Quezada, secretario general de la Central de Trabajo, advirtiendo que sin la mano del Gobierno y una verdadera colaboración público-privada, el transporte no podrá evolucionar. La reunión en Penonomé es apenas el primer paso: si sus demandas no son escuchadas, los transportistas prometen volver a reunirse y tomar acciones más firmes.