El pasado viernes se retomaron los trabajos en La Espiga de La Chorrera de lo que debió ser el corredor de las playas. El proyecto se limitará a un paso vehicular elevado que se extenderá hasta la entrada de El Espino.
Lo ocurrido con esta obra vial es sin dudas un fracaso de la planeación que debe haber en el Estado para la ejecución de infraestructuras que impactan la vida de los ciudadanos.
En el caso del corredor de las playas, hay responsabilidad compartida de dos administraciones: la que lo inició sin tomar en cuenta las implicaciones de costos a futuro en una economía ya ralentizada y la actual, porque al igual que viene ocurriendo con otras obras que han sido paralizadas sin aparente lógica, el proyecto de La Chorrera fue desdeñado por el simple hecho de ser una iniciativa del gobierno anterior.
Esta es una particularidad de nuestros gobernantes, la mezquindad hacia lo que se ha planificado y puesto en ejecución por sus antecesores, sin importar lo bueno que sea. Y mientras siga esta mentalidad, seremos testigos del mal uso de los limitados recursos estatales, así como del padecimiento de los ciudadanos por no contar con los proyectos que necesitan.