¡Atención, atención! La bomba ha caído en la Procuraduría General de la Nación, donde Javier Caraballo tiene en sus manos una denuncia bien pesada contra el jefe de la Policía Nacional (PN), John Dorheim Castillo, dos comisionados y una capitana. ¡Así como lo oyes!
La denuncia viene de la valiente subteniente Kathleen Manzanares, quien no se quedó callada y dijo “¡basta ya!” a la violencia institucional y al acoso sexual que estaba aguantando en su chamba. Kathleen contó que la estaban tratando como un trapo sucio por no querer entrarle a las propuestas indecentes y las invitaciones a lo personal del señor Dorheim.
Resulta que le hicieron la vida un calvario: le tiraron encima agresión psicológica, amenazas, maltratos, vejaciones, chantaje y hasta persecución. Todo eso para doblarla y que cediera a sus demandas.
Y no es todo, amigos. Manzanares denunció que hasta cuando tenía seis meses de embarazo, la hicieron pararse desde las 8 de la mañana hasta las 4 de la tarde bajo el sol en el Edificio 743 de Balboa. ¡Qué abuso! Y pa’ rematar, le cortaron el periodo probatorio cuando le faltaban solo dos meses por cumplir, con el cuento de que estaba embarazada.
Pero la cosa no para ahí, Manzanares no está sola en esta lucha. Seis organizaciones de mujeres y un grupo de feministas levantaron la voz y le pidieron a Caraballo en una carta abierta que ponga la lupa en este caso y proteja urgentemente a la subteniente para que no haya represalias en su contra.
La solicitud la entregaron el 16 de enero, pero hasta ahora, ¡ni pío! Las autoridades hacen oídos sordos. Según dice la carta, en la PN están supuestamente orquestando un plan para perjudicar a la querellante desde adentro, haciéndola pasar por pruebas de polígrafo sin avisarle a su unidad y sin tener la autoridad para hacerlo.
Y lo peor de todo, ni le han dado bola cuando pidió ir al psicólogo de la unidad de protección a víctimas. En cambio, supuestamente la tienen en la mira para echarla con una evaluación médica. ¡Qué injusticia!