Dentro del plan de política criminológica que el país entrará a debatir dentro de poco con la iniciativa enviada por el Ejecutivo a la Asamblea Nacional, es de suponer que hay un componente importante en materia de política penitenciaria.
Históricamente este tema ha sido abordado casi con desdén e improvisación, dejando resultados que todos conocemos, como, por ejemplo, una alta tasa de reincidencia criminal entre quienes han pisado una cárcel.
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Y sin negar que en las últimas administraciones de gobierno ha habido destellos de iniciativas para darle un nuevo enfoque a la temática penitenciaria, como la creación de nueva infraestructura, profesionalización del servicio de custodios, clasificación de los reos, entre otros, no hay duda de que falta más por hacer.
La reciente balacera, que nos retrotrae a experiencias tan trágicas como la matanza de diciembre de 2019 en La Joyita, evidencia lo mucho que falta por hacer y que de ninguna manera debemos perder la brújula de trabajar por un sistema penitenciario que no solo sea depósito de infractores, sino una opción para que se rediman e reinserten en la vida en sociedad.