La restricción de carrizos en restaurantes y la prohibición de entregar bolsas plásticas en mercados forman parte de una tendencia mundial que incluye a nuestro país, para buscar una solución a la contaminación del plástico, propuesta que debe contemplar un “camino de transición” para la industria y poner el foco en la educación ambiental. El Preguntón conversó con el diputado Edison Broce sobre el contenido del proyecto de ley N°26.
¿Cuáles son los beneficios ambientales que traerá el proyecto de ley N° 26, sobre la reducción y el reemplazo progresivo de plásticos de un solo uso?
“Panamá estaría dando un paso importantísimo en materia ambiental, que situaría a nuestro país como pionero a nivel regional al establecer una política de tal impacto. El proyecto traería una multiplicidad de beneficios: menos generación de residuos, menos contaminación de nuestros océanos y nuestras costas, se evita la ingestión de plásticos y la muerte de una cantidad importante de nuestra fauna marina y aves; menos generación de gases de efecto invernadero, pues los plásticos se fabrican a partir de derivados del petróleo; estimulación del reciclaje, una ciudad más limpia y atractiva para los turistas, fomento de la educación y cultura ecológica y, además, es una política totalmente alineada al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas”.
¿Cómo piensan implementarlo en el país?
“Luego de un amplio consenso entre ambientalistas, sector industrial, ONG, científicos, académicos y representantes de entidades públicas, se determinó que la reducción de estos plásticos se haría de manera progresiva, tomando en cuenta todos los factores. Se consensuó un tiempo prudencial, a partir del 1 de julio de 2021, para iniciar la reducción y reemplazo progresivo de los productos plásticos que menos impactan a la industria panameña. Para el año 2022 entrarían otros productos, concluyendo el proceso el 31 de diciembre del 2023.
Por la amplitud de esta política, la implementación y fiscalización recaerán sobre diversas entidades públicas, entre estas el Ministerio de Ambiente, Minsa, Meduca, MEF, la Autoridad del Canal de Panamá, la Autoridad Nacional de Aduanas, la Acodeco, la AAUD y los municipios, que desde sus respectivas competencias velarán por el cumplimiento de lo dispuesto”.
MIRA TAMBIÉN : Ministro Sucre: ‘Es bueno que tengamos claro que aquel que se infectó de la covid-19 puede volver a reinfectarse’
¿Cree que el Ejecutivo respaldará este proyecto de ley con la actual crisis de la pandemia? ¿Eso no traerá más problemas sociales y económicos al país?
“El Ejecutivo tiene una oportunidad de oro para colocar a Panamá en el radar ambiental internacional. Aunque preferiría no especular sobre la sanción, me siento optimista en que la calidad del trabajo legislativo, respaldado por un consenso nacional, abrirá las puertas al proyecto para convertirse en ley de la República sin mayores contratiempos. El momento es propicio, ya que septiembre es el mes de los océanos. Sobre la segunda pregunta, es todo lo contrario. Las sociedades en Panamá y en el mundo demandan que se atiendan los temas ambientales y no pasen a un segundo plano. Si hay algo que nos ha enseñado la pandemia es la importancia del desarrollo sostenible, que es el balance entre lo económico, lo social y lo ambiental”.
¿Piensa que este proyecto de ley debería ser más amplio para el cuidado del medio ambiente?
“El proyecto aprobado en tercer debate es el fruto de un amplio consenso entre una diversidad de actores. Considero que el resultado es positivo para el país y se ajusta a las posibilidades actuales, teniendo en cuenta un justo balance entre la conservación del medio ambiente y el impacto en la industria y la economía”.
Como panameño, ¿de qué manera podría concientizar a la ciudadanía? ¿Qué puede hacer cada uno de nosotros para colaborar en tener un planeta cada vez mejor?
“Toda mi labor como activista ambiental, desde joven, ha sido con el objetivo de educar a la ciudadanía en temas ambientales y aumentar la conciencia y cultura ecológica. Todos y cada uno de nosotros podemos ser agentes de cambio. La mejor forma de colaborar es adecuar nuestro estilo de vida a prácticas sostenibles, reducir nuestros desechos, reutilizar y reciclar, botar la basura en los lugares destinados para ello, consumir productos manufacturados con materiales amigables con el medio ambiente, hacer uso responsable del agua, fomentar la movilidad sostenible, entre otras. Es necesario comprender que es responsabilidad de todos.
Nuestra generación y las futuras serían las más afectadas por las consecuencias de no atender los desafíos ambientales. No olvidemos que los retos más importantes que enfrenta el mundo son ambientales: el cambio climático y la contaminación”.