"Existe el bien y el mal, de eso estoy seguro”, recordó el sacerdote David Cosca en una entrevista a “Mi Diario en el año 2011. Era como una premonición.
Pero ¿quién es David Cosca Restrepo?
Un popular cura católico, guía espiritual de muchos jóvenes, amante de la música, institutor y también abogado.
Es tan famoso, que hasta lo mencionan en letras de salsa del panameñísimo Rubén Blades. No es extraño, ya que al sacerdote le gusta tocar guitarra y hasta bailar la música típica panameña.
David Cosca es uno de los sacerdotes más mediáticos de Panamá. Con mucha energía levantó programas pastorales dirigidos en su mayoría a los jóvenes y las familias. Su devoción por la Divina Misericordia acercó a miles de católicos.
INICIOS
Antes de formar parte del clero diocesano de la Arquidiócesis de Panamá fue miembro activo de una iglesia evangélica. ¡Aleluya!
Asistía con regularidad a los cultos y, según relató en una ocasión, hasta se bautizó sumergido en agua. Pero fue en sus años de estudios en la universidad cuando vio la luz al final del túnel, según él, de la mano de la Santísima Virgen, que le hizo ver cuál era el camino a seguir.
Cosca es egresado del Instituto Nacional, donde el amor a la patria florecía en sus tiempos, por lo cual algunos lo consideran bien revolucionario. Lo público siempre lo perseguía. Era inquieto, dijeron algunos de sus excompañeros consultados.
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Fundador de una comunidad religiosa y varias fundaciones, Cosca ha sido un cura con gran poder de convocatoria.
Taquillero, como se dice en buen panameño, y así lo aseguró Linda Vergara, una de las fieles asistentes al templo Divina Misericordia de Paitilla, en el corregimiento de San Francisco.
“Cuando el cura comenzó sus horas de adoración cada jueves de la semana, cientos acudían a escuchar sus prédicas en la Divina Misericordia”, recordó Vergara.
Así se hizo líder de grandes e importantes eventos espirituales en el país.
VIDA SACERDOTAL
Con 42 años de sacerdocio, Cosca estuvo al frente de varias parroquias, donde sus fieles aseguran dejó huellas en el trabajo pastoral y su organización.
Fue párroco de la iglesia Ciudad Jardín San Antonio, en Bello Horizonte, y en la parroquia Cristo Redentor, San Miguelito.
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Pero de algunas de estas parroquias fue trasladado e incluso enviado a Roma para seminarios, pero nunca más volvía. Lo trasladaban y no se daban explicaciones.
En entrevistas a diversos medios de comunicación, el sacerdote indicó que había realizado varios exorcismos y era reconocido por este hecho.
SEPARADO
El 9 de septiembre de 2018 la Iglesia católica, a través de un comunicado de prensa, señala que un sacerdote fue separado de sus funciones como párroco y de sus derechos como presbítero.
Estas cosas no son habituales y la presión era muy grande.
En este comunicado no se mencionaba el nombre de David Cosca, pero en medios de comunicación locales y redes sociales se dijo que se trataba del párroco de la parroquia San Mateo (Divina Misericordia).
El arzobispo de Panamá, José Domingo Ulloa, informó de la decisión “mientras se realizan las diligencias correspondientes a un proceso judicial en que ha sido mencionado”.
La decisión de la Iglesia se dio en septiembre, a pocos meses de la visita del papa Francisco a Panamá, para un evento donde precisamente le hablaría a la juventud. Era una papa caliente para el arzobispo y no quedaba de otra: separar a Cosca.
A partir de este momento salió de la Divina Misericordia y se refugió, según algunos testigos, en un monasterio ubicado en Cerro Azul.
De forma interina Téofilo Rodríguez, de Colón, lo reemplazó y luego el sacerdote Samuel Álvarez, pero al parecer habrá un nuevo cambio en la Divina Misericordia.
Luego de la separación de sus funciones no se le vio más, hasta el pasado 5 de mayo cuando reapareció para emitir su derecho al sufragio en el Centro de Convenciones Atlapa. ¿Por quién habrá votado?
Ahí no pudo evadir al público y a la prensa, aunque evitó en todo momento referirse a su separación.
“Mi Diario” envió nota al arzobispo Ulloa para conocer la posición de la Iglesia católica sobre este tema, pero no hubo respuesta.
Ese silencio ha sido típico en la Iglesia panameña y muchos feligreses e incrédulos se preguntan: ¿Por qué?