La selva del Darién, una de las reservas naturales más emblemáticas del continente, se ha convertido en el escenario de una operación sin precedentes: la Operación FARO. Esta acción conjunta del Servicio Nacional de Fronteras (SENAFRONT), el Ministerio de Ambiente y el Ministerio Público logró desarticular una red de minería ilegal que operaba de forma clandestina en el sector del Río Sábalos.
Las autoridades llegaron al lugar tras recibir múltiples denuncias ciudadanas que alertaban sobre movimientos sospechosos en la zona. Lo que encontraron fue alarmante: más de 10 km de ribera afectados, siete puntos visiblemente devastados, ocho campamentos improvisados y maquinaria como motobombas, balanzas digitales y herramientas para extracción de oro.
Estos elementos son evidencia de una operación minera organizada, que se aleja completamente de cualquier práctica artesanal o permitida por ley. Las condiciones en las que se halló el terreno muestran un daño ecológico severo, incluyendo afectación directa a flora, fauna y el curso natural del río.

El Ministerio Público ya investiga la procedencia de los equipos y evalúa la tipificación de delitos ambientales. Las acciones judiciales apuntan a sancionar a los responsables y frenar futuras incursiones ilegales en áreas protegidas.
La importancia de la Operación FARO no radica únicamente en su alcance operativo, sino en el precedente que sienta: la defensa activa del medioambiente como un tema de seguridad nacional. En palabras de SENAFRONT, el compromiso con la protección fronteriza ahora incluye también la defensa de nuestros ecosistemas.
Este caso reaviva el debate sobre la vigilancia y conservación en zonas de difícil acceso como el Darién, y deja claro que la minería ilegal no solo extrae minerales, sino que también roba futuro a las comunidades y al país.