Cuando asumí la delicada decisión de postular mi candidatura, era consciente de la difícil tarea que nos correspondía. No se trató de ningún modo de una decisión personal, ni basada en ambiciones ni criterios individuales.
Fuerzas fundamentales que provienen del fragor de las luchas sociales y que adoptaron la decisión de inscribir el Frente Amplio por la Democracia (FAD) y reinscribirlo luego de los resultados de 2014 así nos los solicitaron, no sin antes mediar un periodo previo de consultas con más de cinco mil compañeras y compañeros vinculados a nuestras organizaciones populares.
En el sentido histórico, se trata de una alta responsabilidad de brindarle al pueblo nuevamente la posibilidad de contar con un instrumento político electoral y una candidatura obrera propuesta desde los movimientos sociales, pero que a su vez busca llegarle a los sectores más amplios de profesionales, de capas medias, de la juventud olvidada, de los productores maltratados, de la mujer discriminada, de empresarios en busca de un verdadero proyecto nacional.
En fin, una candidatura que represente a los panameños honestos, patriotas, pobres, indígenas, afrodescendientes, minorías y demás excluidos, a los sin techo, a los sin tierra, a los sin trabajo, a los que se sacrifican día a día por engrandecer a Panamá y que generan las riquezas que se quedan en pocas manos, gracias al robo y a la corrupción y a un injusto sistema que le quita al pobre, al trabajador y al profesional honrado, para darle al rico insaciable y al político corrupto.
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Durante el proceso de construcción de este instrumento político hemos ido tejiendo alianzas y sumando otras fuerzas. Se ha abierto un espacio de participación democrática que ha permitido ampliar una propuesta de candidaturas que reúne a valiosos compañeros de lucha y que demuestra que este partido no es propiedad de una persona, y ni siquiera de una organización en particular.
Cuando iniciamos este camino, sabíamos que no sería fácil. Desde el primer momento señalamos que sería el enfrentamiento, no entre siete candidatos, como quieren hacer ver, sino, el choque entre dos visiones de Panamá, la de todos ellos, los partidos tradicionales, candidatos seudoindependientes, que promueven el modelo neoliberal rapaz, y, por el otro lado, el Frente Amplio por la Democracia (FAD), que tengo el honor de encabezar en este proceso electoral, que coloca como centro de atención a los seres humanos, la atención prioritaria de las necesidades y aspiraciones de los panameños, el adecentamiento del país.
Este 5 de mayo será la elección entre los que representan los intereses de los 115 ultramillonarios y de los que aspiramos a un gobierno que represente los genuinos intereses de las grandes mayorías olvidadas.
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En este país injusto, donde unos pocos viven en la cima del cielo y otros viven al borde del colapso, he aceptado el reto que han asumido todos los compañeros y compañeras del FAD.
Mi candidatura pertenece al movimiento social panameño, en ellos los trabajadores, los pobres y los desamparados. A todos los que han sido excluidos de las políticas públicas. Mi candidatura, al igual que la de todos los compañeros y compañeras que participan como candidatos a los diversos puestos de elección, es un compromiso de construir real democracia, democracia participativa, donde el pueblo sea gobierno por primera vez en la historia de este país.
Haremos posible “Un Panamá para Todos”, construyendo consensos, con el diálogo permanente, con la verdad y la voluntad real de llevar adelante las transformaciones que requiere nuestra sociedad.
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Para el logro de este propósito, hemos preparado nuestro Plan de Gobierno, que tiene como centro la defensa de la vida y de los más elementales derechos humanos, pisoteados por los distintos gobiernos. Ello pasa, obligatoriamente, por generar las condiciones para una asamblea constituyente originaria con plenos poderes -no una caricatura, como ofrecen otros- que le permita al pueblo soberano barrer de una vez por todas esta podrida y caduca institucionalidad.
Te ofrezco mis manos limpias para que seamos parte de la diferencia y lograr por fin un gobierno en función de los más necesitados.
El autor, Saúl Méndez, es candidato presidencial por el Frente Amplio por la Democracia, FAD.
Nota del editor
‘La Prensa’ invitó a los siete candidatos presidenciales a que expusieran en 700 palabras su propuesta y su visión personal y política. Los artículos se publican en el orden de llegada y sin editar por este diario.