Esta tarde arranca en el Santuario de Jesús Nazareno de Portobelo, en la provincia de Colón, la novena al Cristo Negro, una festividad religiosa de gran arraigo en el país.
Bajo el lema: “Con Él crucificaron a dos ladrones, uno a su derecha y otro a la izquierda”, se invita a recordar que Jesús siempre está en busca de la oveja perdida, del pecador que necesita la salvación.
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Así lo expuso el párroco del Santuario, Narciso Ábrego, al explicar que durante los días que se extienda la novena se destacarán aspectos culturales y se dedicará a grupos de la comunidad como: el día típico, comité de Jesús de Nazareno, catequesis de niños , enfermos, juventud, autoridades, misa afro, familia y boda masiva, culminando la celebración el 21 de octubre, fecha dedicada a los peregrinos del Cristo Negro de Portobelo.
Una fe, pero auténtica
La devoción a Jesús Nazareno de Portobelo cobra gran particularidad por las llamadas mandas y penitencias de algunos de sus feligreses. En ese sentido “y sin el ánimo de criticar a nadie”, el padre Ábrego considera que el aspecto penitencial es el reflejo de algo interior que siente la persona, que para unos suena absurdo, pero para otros tiene gran importancia.
No obstante, pidió a los peregrinos hacer penitencias acordes a su vida.
“Que se arrastre, que se golpee, u otras cosas extremas, sin darse un cambio que transforme su vida y se acerque a Dios, es un simple espectáculo para que la gente se conmueva y sigue siendo el mismo”, explicó.
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Pidió a los peregrinos apelar a la búsqueda interna para purificarse, sin tener que ir a penitencias extremas. Además, pidió que se respeten a los niños y el criterio de que una persona haga penitencias por otro.
Indicó que en su momento, cuando tenga plena conciencia, el niño ya adulto asumirá su fe.
Con la colaboración de Migdalia Grinard