La cosa sigue seria. Los fallecimientos aumentan. No hay fecha para levantar la cuarentena y presiones por las pérdidas económicas crecen.
Pero ya sabemos que esta pandemia del coronavirus no es comparable en Panamá con nada. Ni siquiera con la invasión de Estados Unidos ha Panamá en 1989.
Algunos han recordado las dificultades que tuvieron los españoles, franceses y los gringos con sus acciones en el Istmo durante la conquista, la construcción del ferrocarril y el Canal de Panamá. Pero la pandemia es inédita y a nivel mundial la comparan con la Segunda Guerra Mundial de 1945.
Esta situación ha tenido que ser enfrenta por el gobierno de Nito Cortizo y le ha correspondido en primer término a la ministra de Salud Rosario Turner, quien ya en el gobierno de Martín Torrijos tuvo que lidiar con la crisis de los jarabes envenenados de ingrata recordación.
Pero Turner ha estado en casi todas las conferencias de prensa, asegura que tiene una “torre de control” para evitar los juega vivo en el Ministerio de Salud y hasta sus copartidarios del PRD la catalogan como la “ministra de hierro”. Eso todavía está por verse.
La ministra Turner luego que se denunciara que se mandaba a cremar a las víctimas del coronavirus a una sola empresa tuvo que explicar la situación y dijo que no tiene relación con ninguna compañía, sino que vela por el servicio que se le presta al ministerio.
Tuvo que admitir que hubo un “desface” con los 144 casos de coronavirus no reportados oportunamente y todavía está andando una investigación. A esperar.
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El ministro Juan Manuel Pino, quien solo tenía semanas de reemplazar al nefasto ministro de Seguridad Rolando Mirones cuando le tocó encarar la pandemia del coronavirus.
No puede negarse, que Pino es lejos, mejor ministro de Seguridad que Mirones. Se le nota más en control, profesional, menos politiquero y no queremos ni imaginarnos, si estuviéramos en manos de Mirones.
Pero resulta que Pino ni corto ni perezoso trató de gastarse 7 millones de dólares en compra de municiones y petardos en plena pandemia.
En plena crisis justificó la decisión porque alegó tenían una responsabilidad con la seguridad del país. Ante las presiones al presidente Cortizo no le quedó otra que suspender la contratación.
A raíz de eso a Pino se le ha visto más enfocado en las medidas de seguridad, pero por las redes no le perdonan esta pretensión millonaria.
El que parece que se lleva todas las joyas de la corona es el director del Seguro Social, Enrique Lau Cortés.
Le han recordado al presidente que se gastó 47 mil para contratar a este funcionario que de un solo plumazo le dio un contrato de 168 millones de dólares a una empresa mexicana para adecuar los depósitos y almacenamiento de medicinas de la entidad. ¿De verdad?
Ante las críticas el presidente Cortizo dijo que esa decisión está en revisión y habrá que esperar en que queda la adjudicación al Consorcio Salud en Control.
Este viernes Lau Cortés no estuvo en la conferencia diaria de las autoridades de Salud, lo reemplazó el subdirector de la entidad Francisco Bustamante.
A juzgar por los hechos ninguno de los tres funcionarios han estado exentos de situaciones criticables, pero si tuviéramos que evaluarlos, la ministra Turner es la que sale mejor librada por ahora, aunque como dijo una vez el presidente Cortizo lo importante no es cómo se llega al puesto, sino como se sale.