El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a encender las redes con su estilo explosivo. Esta vez, al amenazar con exigir la “devolución” del Canal de Panamá si no se reducen las tarifas de tránsito, provocó una tormenta diplomática en América Latina. Las reacciones no se hicieron esperar, y los líderes de la región le dejaron claro que no están para juegos.
“Hasta las últimas consecuencias estaré al lado de Panamá y la defensa de su soberanía”, afirmó Gustavo Petro, presidente de Colombia, en su cuenta de X (antes Twitter). Con esas palabras, dejó claro que no tolerará ningún atropello contra la dignidad de los pueblos latinoamericanos.
Hasta las últimas consecuencias estaré al lado de Panamá y la defensa de su soberanía.
— Gustavo Petro (@petrogustavo) December 22, 2024
Si el nuevo gobierno de EEUU quiere hablar de negocios, hablaremos de negocios, de tú a tú, y en beneficio de nuestros pueblos, pero jamás, se negociará la dignidad.
El presidente Trump se ha…
Mulino no se quedó callado: el presidente panameño subió un video donde sentenció con firmeza: “Cada metro cuadrado del Canal y su zona adyacente es de Panamá y lo seguirá siendo. La soberanía de nuestro país no se negocia”. El mensaje se viralizó, desatando una ola de apoyo entre los panameños y la región.
Petro, por su parte, se mostró dispuesto a dialogar con el nuevo gobierno estadounidense, pero lanzó un misil retórico: “Si quieren negocios, los hacemos de tú a tú, pero la dignidad no se negocia”. El mandatario colombiano también advirtió sobre las consecuencias de estas amenazas: “Si Trump no quiere más personas cruzando el Darién, que entienda que el bienestar de nuestros pueblos es esencial. Hundir a Panamá y América Latina en la pobreza sería mucho más costoso”.
Con Trump a punto de asumir la presidencia en enero, el panorama se torna tenso. Mientras tanto, en Panamá y Colombia, la postura es clara: el Canal no está en venta, y la soberanía no se pone en juego.
¿Será este el inicio de una batalla diplomática épica? Por ahora, los líderes latinoamericanos ya dejaron caer el guante.