La cuarentena es una medida que comienza a impacientar a algunos sectores de la sociedad que piden la vuelta a la nueva normalidad, dos meses después de su implementación resulta que hay quienes la consideran innecesaria, otros la defienden y sostienen que se ha logrado el propósito y es que los hospitales no colapsen por el covid-19.
Ahora no solo preocupa la salud, la economía y los aspectos sociales de la población comienzan a ser considerados como puntos importantes por todo el impacto que tiene a corto mediano y largo plazo la pandemia de coronavirus.
El infectólogo Xavier Sáez-Llorens es de la opinión que cada dos semanas se pudiera abrir una fase siempre y cuando el índice de contagio este por debajo de 1 y haya capacidad hospitalaria.
Agregó que en todos los países donde se han aflojado las medidas se han dado rebrotes, lo importante es que la cantidad de casos no suba de manera estrepitosa y se pongan cuarentena en provincias o regiones.
La Asociación Panameña de Ejecutivos de Empresas (Apede), sostuvo en un comunicado que los protocolos establecidos por el Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral, con el objetivo de que las empresas puedan volver a trabajar, son complicados y no garantizan lo que buscan, ya que dan cabida a algunas consideraciones que no están relacionadas con la mitigación del contagio y de fórmulas imposibles de cumplir y auditar.
Agrega que uno de los problemas directos que tenemos que enfrentar es el desempleo. Equilibrar la protección sanitaria y la economía es esencial, ya que en este momento ambas son las caras de una misma moneda, el bienestar social.
El gremio sostiene que las medidas drásticas adoptadas por el gobierno, lamentablemente han afectado la actividad económica de Panamá y a todos los ciudadanos que dependen de ella. Ahora, es clave empezar a reactivarnos de forma gradual y segura. Para ello se requiere que se actúe con una gran dosis de realismo, agilidad y de sentido común.
Les preocupa que a las empresas con más de 51 trabajadores, se les obligue a contratar a un profesional en seguridad ocupacional que tendrá como única función evaluar el protocolo de higiene y seguridad producido por las propias empresas, tomando en cuenta que no existen suficientes profesionales idóneos en este ramo. Además, con la caída de la demanda, las empresas no están en capacidad de contratar personal o servicios adicionales.
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