Lissette Peña es madre soltera de tres niños, con grado universitario, desempleada y vive en la casa de sus padres, donde los servicios básicos escasean.
Con estas características, Lissette y su familia son una estadística más en las cifras de pobreza que golpean a Panamá, pese a su crecimiento económico.
Según el economista Guillermo O. Chapman Jr., en el documento “Hacia una nueva visión social y económica en Panamá”, la pobreza en el país afecta a una quinta parte de la población y los indicadores están por debajo de lo que corresponde a un país con nuestro nivel de ingreso. Además, la calidad de la educación impide competir con los formados en el exterior y los servicios de agua, transporte y aseo son insuficientes.
“El panorama social del país se caracteriza por una gran desigualdad en la distribución del ingreso y por elevados niveles de pobreza e indicadores sociales que no se compadecen con el ingreso promedio de los panameños”, resalta Chapman.
PRECIOS ALTOS
En este sentido, señala que aunque tenemos los salarios mínimos más altos de la región, también se tienen los precios de alimentos y medicinas más caros, lo que califica como una “economía de amiguetes”.
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“Al mismo tiempo, la población está muy endeudada: la deuda de los hogares equivale al 41 % del PIB, la segunda más alta de América Latina”, manifiesta.
El documento enfatiza que aunque Panamá en los últimos 30 años ha registrado el PIB más acelerado de la región latinoamericana, esto no ha cambiado la calidad de vida de los panameños. El país, hasta el 2018, según el Banco Mundial, tenía la tercera peor distribución del ingreso en América Latina y estaba en los diez peores coeficientes de Gini del mundo (medida de la desigualdad ideada por el estadístico italiano Corrado Gini).
Chapman hace una comparación entre los sectores modernos que no están vinculados con los demás sectores productivos que ocupa la mayoría de la clase trabajadora, siendo esto, según él, una de las causas de la mala distribución de la riqueza, y la corrupción como la principal fuente de injusticia social, pese a que se tienen los recursos para una sociedad equitativa.
SE FAVORECE A LAS ÉLITES
“Nuestra cultura política favorece a las élites que controlan el poder público, entronizada en los tres poderes del Estado, y los miembros de la clase política en general y un grupo de empresarios rentistas en detrimento de un ambiente respetuoso de las libertades y de una red de protección social que promueva condiciones de vida satisfactorias para los panameños”, plantea.
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Aunado a ello, cuestiona la carencia de políticas públicas. “Los gobiernos panameños, a través de la historia republicana, no han formulado políticas públicas de largo alcance para enfrentar las serias consecuencias sociales del modelo”, indica. Agrega que la economía de mercado en Panamá es un “capitalismo distorsionado, patrimonialista, con un poder ejecutivo distribuidor de concesiones”.
Ante ello, propone cambios profundos en la estructura del Estado.
Otro documento, el Índice de Pobreza Multidimensional del 2020, menciona que de los 631 corregimientos del país, 98 de ellos presentan altos índices de pobreza multidimensional, con 90 % del total de su población en esa condición. De ellos, 55 pertenecen a la comarca Ngäbe Buglé.
En tanto, un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) sobre “Desigualdad y descontento social: cómo abordarlos desde la política pública”, resalta que la desigualdad se caracteriza en Panamá por ser elevada y persistente.
Como algunas causantes menciona fuertes desequilibrios territoriales, fuerte cambio en la distribución del ingreso entre factores de producción, el bajo costo social, la baja calidad del sistema educativo, entre otros.
“Todo ello se verá agravado; además, con la crisis de la covid-19 las estimaciones indican que la pobreza en Panamá podría aumentar en alrededor de 7 puntos”.
Y es que el año pasado Panamá cerró con 18,5 % de desempleo, mientras que el trabajo informal alcanzó el 52, 8 % en relación al 2019.
En Panamá, los sectores de mayor crecimiento son la construcción y la minería, allí se concentra la economía, mientras que el resto de los trabajadores (sectores productivos) están relegados.
Y como cereza al pastel: la educación es deficiente, cuando un 65.3 % de los estudiantes de 15 años no logró las competencias mínimas en el lenguaje, lo que también afecta la profesionalización.
Datos
Según el Banco Mundial, la principal estrategia de alivio a la pobreza en Panamá consiste en:
Programas de transferencia monetaria.
Implementación del Plan Colmena en los 300 corregimientos del país.
Por: Alicia Valdés